sexta-feira, 9 de novembro de 2018

VIDA ANTES DE OLGA

PÁGINA EN PROCESO CREATIVO, iniciado poco antes de mi 69 cumpleaños. Iré ampliándola poco a poco, como a mí me gusta, escribiendo sobre fragmentos, a borbotones, sin seguir un orden lineal en la narración, y regresando al párrafo en otro momento, para deconstruirlo o ampliarlo.

Lo que voy exponiendo parte del texto (en letras negras) que Fernando Franco publicó el 28 Oct.2018 en el diario FARO DE VIGO. Estoy usando su estupendo trabajo periodístico, que consistió en hacer una síntesis, a su manera, de cuanto yo le transmití, como columna vertebral o tronco de árbol de un ramaje mucho más amplio y posterior de recuerdos míos (escritos con letras azules).

Fui añadiendo poco a poco, para mi familia, amigas y amigos (y, sobre todo, para mi propia toma de consciencia sobre lo que he ido aprendiendo en mi vivir en este planeta y esta época), los recuerdos o reflexiones que me llegaron a la mente después de leída la publicación síntesis de Fernando.
Abrazo especial, viejo amigo y compañero, esta narración contribuirá también a dar testimonio de tí y de tu entorno, y de otros amigos y amigas,desde mi perspectiva.
Estos añadidos al texto en negro de Fernando están creciendo en extensión a lo largo del tiempo. Agradezco a quienes queráis ir haciendo comentantarios, para perfeccionar esta historia, en la que vosotros estáis, también, incluidos.

Fernando Franco está escribiendo, según le entendí, un libro de memorias de las gentes que conoció y que imresionaron especialmente su atención, la esencia de la vida contemplada desde la madurez. Cada memoria-síntesis individual que escribe cubre dos páginas del periódico más vigués. Eso es ser un Faro y un fareiro, compañeiro, un faro que guía a interesantes navegantes de la vida de todas las edades que entran o salen en la bella ría y puerto de Vigo, ayudándolos en la partida a la aventura del mundo o a retornar a su país del verde y la lluvia, de la mar y de su fuerza, fuerza vital que es la propia de los hijos e hijas de esta tierra, mundo adelante y pa' dentro.

MANUEL CASTELIN, Artista plástico, viajero y cofundador de ecoaldeas.

PRÓLOGO DE FERNANDO FRANCO:
Conocer la historia de Manuel Castelin

Oírle o leer lo que escribe de su pasado obliga a un ser normal occidental a abrir su mente e ir más allá de la vulgar cotidianeidad de quienes simplemente pasaron la vida haciendo lo que espera de nosotros la sociedad convencional. Castelin, pintor, hijo de un conocido médico vigués fallecido en los años 60, voló por su cuenta muy pronto y evolucionó por caminos alternativos, un punto mágicos, viajando primero por Europa, viviendo en sus primeras comunas hippies y recorriendo después la Sudamérica profunda, la de las selvas, chamanes, rituales... donde vivió y cofundó ecoaldeas, conoció a su mujer y tuvo tres hijos. Increíblemente, supo vivir fuera del sistema y al tiempo conseguir dar estudios superiores a sus tres descendientes volviendo a España y, cuando llega ese momento en que la vida anuncia el retiro, marchar otra vez a Iberoamérica con la mujer de siempre, con la que tantas cosas compartió para quererla. Su vida, de una riqueza ajena a lo que entendemos como tal en el mundo occidental, basada en el desapego y en el cambio, conoció desde la ingestión de la ayahuasca a la experiencia de monje, y es imposible de reproducir en estas líneas. Cuando vio que su madre lo necesitaba en Vigo, volvieron para cuidarla y acompañarla hasta los tiempos finales. Así contó su vida a grandes trazos:


EN NEGRO, TEXTO COMPLETO PUBLICADO POR FERNANDO FRANCO. MIS AÑADIDOS PERSONALES VAN EN AZUL: 
Por ahora, estoy dividiendo estos escritos que puedo llamar "MEMORIA COMPARTIDA" en dos partes o páginas de este blog: "Vida antes de Olga", y "Vida de Olguel". (la u no se pronuncia, pero significa "unidad esencial de lo diverso"). 

Cuando escribo sobre mi pasado es como si me encontrase durmiendo en mi nave, flotando en un ancho río atemporal, en medio de la desbordante naturaleza sudamericana, entre tucanes y monos tití que hacen acrobacias sobre los árboles de la orilla. En mi cuarto de la nave sueño junto al cuerpo cálido de mi amada. En mi sueño me veo moviéndome por mi antigua casa familiar en Vigo, España, de cuarto en cuarto, bajo una luz espectral. Todo está lleno de cosas que evocan recuerdos en mí. Me detengo aleatoriamente en uno u otro, recuerdo, escribo. El momento de Manuel del que hablo es como si fuese el momento de otra persona ajena a mí. 

Cuando estoy recordando más y mejor, oigo la campanilla de mi madre, necesitándome en su cuarto. Acudo, la sirvo y luego regreso a mi computador, a terminar de escribir lo que había comenzado sobre aquel Manuel extraño. Al terminar, no sé cual es más extraño, si aquel personaje del que escribí o el personaje que escribió. Entonces salgo y me voy a embellecer un poco más el amplio jardín de la finca, el cuadro inacabable, para sentirme vivo y para que se ponga mi madre contenta cuando la llevo a ver lo nuevo que hice. 

Durante el día iteractúo algunas veces con Olga en cosas domésticas, y asisto a la película esperpéntica y manipulada del devenir de la vida social y polítitica española contemporánea. Al llegar la noche, acuesto a mi madre, escribo junto a la lareira, yo también acabo por dormirme en Vigo, y regreso entonces, por fin, a mi nave atemporal en la selva sudamericana, y a mi cuarto en ella, donde siento mi presencia más eterna entrelazarse felizmente con la presencia eterna de mi amada.

Nací en Vigo, Galicia, España, el 13 de Noviembre de 1949 y me pusieron José Manuel Costas Durán de nombre. El primer piso de Policarpo Sanz 34 era mi hogar natal y la consulta de Pediatría de mi padre, el Dr. José Costas Álvarez, a quien debo una tremenda salud y vitalidad. Mi madre, la bella Gloria Durán del Pozo, hacía esculturas en cerámica y me contaba historias de la Historia Universal, más que cuentos infantiles. De niño yo devoraba historietas y libros y no paraba nunca de dibujar. Desafortunadamente, en lugar de estimular aquellos dones, me metieron en el Colegio Muro, con la mejor intención de que, a base de tortazos, me quitasen aquellas aficiones tan poco prácticas y las sustituyesen por el disciplinado estudio de materias serias que me elevasen socialmente a ser médico como mi padre y mis abuelos maternos. 








La viguesa playa de Samil: el lugar donde más feliz me sentía en compañía de mi padre, gran nadador, de mi guapísima madre y de mi hermanita Marigloria, que se encantaba de escuchar todos los cuentos que yo inventaba para entretenerla.




Como todos los niños, al ir creciendo, fui tomando consciencia de que el mundo parecía estar dividido en dos clases de personas: los que mandaban y los mandados. Los mandados no podían hacer lo que les apetecía, sino apenas lo que les permitían hacer los que mandaban.

Los que mandaban eran los adultos, pero había adultos que mandaban más que otros. Mis padres mandaban en mí más que  los padres de mis amiguitos. Eso era porque cada hijo era una propiedad de sus propios padres, y no de los otros.

 Los padres de mis amiguitos eran todos señoritos, o sea, que tenían mando, educación y dinero. Los padres de otros niños, aparentemete más pobres y peor educados, eran obreros o sirvientas, y los señoritos mandaban en ellos. 
Nos recalcaban que era fundamental que nos esforzásemos por dejanos educar bien, para que, al llegar a ser mayores, pudiésemos ganar buen dinero, mandar y hacer nuestra propia voluntad en cuanto fuese posible, y no como los obreros, que ganaban poco, eran incultos, hablaban una fea mezcla de castelano y gallego, y no mandaban casi nada. Menos aún mandaban las sirvientas, también llamadas criadas, chachas o muchachas, que mi madre, a quien tenían que llamar "señorita", decía que eran unas burras de la aldea y que no duraban mucho en nuestra casa, antes de ser despedidas y sustituídas.

Mi padre, por ser director médico de un servicio local del Estado que  ayudaba a criar hijos sanos, y no obrero, era un señorito, aunque  tenía jefes señoritos que mandaban más que él. Por encima de todos ellos, mandaba el Generalísimo Franco, un militar gallego que era el Jefe del Estado porque había ganado una guerra civil , de la yo llegué a entender, más o menos, que los señores distinguidos y los señoritos, es decir, los que siempre habían mandado, vencieron a los obreros y otros mandados, que ya no querían más ser mandados. 

Me explicaron que aquello del Estado era la organización general y jerárquica de todos los poderes juntos de nuestra nación española, poderes que, aparentemente, sólo eran inferiores a los de Dios Todopoderoso. 

Había unos adultos vestidos de negro y con una especie de faldas,  llamados los curas. (Tal vez se vestían de aquel modo porque querían parecer amorosos como las mujeres, pero podían llegar a ser más severos que los varones más duros). 

Los curas  eran presentados como los representantes de Dios sobre la tierra, ya que Dios nunca se veía, porque estaba en el Cielo, aunque todo lo veía y juzgaba, sin que pudiese engañarle ni ocultársele nada. Los curas sembraban culpabilidad, miedo y un montón de reglas, asegurando que, si  tenías la mala suerte de morir en pecado mortal, el Todopoderoso te castigaría con el fuego del Infierno, y otros variados y horribles tormentos, durante toda la eternidad, es decir, durante muchíííísimo tiempo.

Así que no se podía pecar ni delinquir, es decir, dejar de obedecer las reglas de Dios y de Franco transmitidas por nuestros padres, sus jefes, llamados políticos, los militares, los policías y los curas.

Mi padre, por ser varón y ganar dinero para mantener a nuestra familia, mandaba más que mi madre, quien además de vestir faldas, tenía una voz más dulce que no causaba tanto temor como la suya, cuando daba una orden. Y las daban continuamente. Si la orden o sus reglas no se obedecían, los adultos imponían atención, obediencia y cumplimiento, usando violencia física. La de mi padre era mucho más firme, dolorosa y coercitiva que la de mi madre. A él no se le podía torear por la gracia y el cariño, como a ella. 

Habíamos aprendido de mi madre a torear: los varones, aparentemente, mandaban más que las mujeres por ser más fuertes y mas duros, pero las mujeres, a base de gracia, cariño y otras mañas que aún no conocíamos, se las arreglaban para que los poderosos varones obedecieran hasta sus menores caprichos, les entregasen lo que ganaban y hasta les hiciesen la pelota. 

Esa buena disposición a hacer lo posible por tenerlas contentas en lugar de  irritadas, se llamaba galantería. Mi madre me decía que un hombre, para ser apreciado y complacido por las mujeres, tiene que ser un caballero, es decir, ser galante, muy generoso y dispuesto a sacrificar la propia vida por protegerlas y complacerlas.  -"Todo un huevón, claro."- Me comentó un compañero de mayor edad, procedente de Sudamérica. Frente a cualquier hora de naufragio "Las mujeres y los niños primero", era norma fundamental y de honor en mi sociedad, porque ella cuidaba, con prioridad, de su propia continuidad en el tiempo, tal como lo hacían naturalmente el resto de los seres animales y vegetales.
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MIS DIBUJOS MÁS ANTIGUOS

Aquí empiezan, realmente, a mostrarse los materiales artísticos de mi personal museo virtual. 
En este otro, donde sí dice que fue diseñado el 6-8-1960, cuando yo tenía 9 años, se representa el imaginario edificio del "Club Chicos", dotado de sala de cine, de tv, de bar, de secretaría, bibioteca, terraza y sótano. Seguramente coincide con la primera cabaña de troncos y paja que construí en el verano en el campo de abajo de la finca "Pazo" y que las riadas del invierno acabaron llevándose. Aquella cabaña fue un intento de encontrar mi propio espacio libre, autosuficiente e ideal, dentro del espacio en el que la voluntad de mis padres imperaba, pero algo separado. Encontré hasta un plano de su planta y un cuadernillo de proyectos con un logo ( El "Club Chicos" acabó transformándose en el "Club X") y con un lema "En el Club X todos somos iguales, pero el que manda, manda". Lema que describe muy bien el tipo de sociedad que me envolvía e influenciaba.
Encontré planos de viajes  como el de "Operación 66", un sueño para recorrer en cinco semanas mi entorno provincial próximo, y otro plano para el descenso a las profundidades, entrando por una gruta o túnel que ya no recuerdo donde tenía su boca.
Pero lo más destacable de mis dibujos de infancia es, sin duda, mi primera historieta, referida, como no, al mismo héroe de tebeo que me fascinaba. Mi primer tomo en 68 viñetas, un gran trabajo, lleno de viajes y luchas entre pueblos extranjeros, alguno de ellos en el barco de un amigo vikingo, el Príncipe Gundar. Al regresar ambos de sus aventuras en el país de los aztecas, se aburren en el castillo, mientras el barco, el "Torwald", se va deteriorando en el muelle, hasta que deciden reacondicionarlo, avituallarlo y lanzarse de nuevo a lo desconocido. Se encuentran con vikingos malos, que les incendian su nave, pero acaban conquistando la de los enemigos y expulsándolos. Finalmente el nuevo barco también se quema al caerle enima un rayo en una tormenta, y se quedan de náufragos en una isla hasta que sus amigos reciben su mensaje por la paloma que les mandaron y vienen a rescatarlos. Pienso que en ese momento estaba yo diseñando el programa de lo que después, durante muchos años, fue mi vida viajera.
Hasta el año 1963, la mayoría de los dibujos que conservo, salvo algunos paisajes de islas y costas, siguen esa misma tónica: historias de aventuras, luchas y viajes. Vuelvo a dibujar, ya un poco mejor, el Club X, en un edificio de 4 plantas más terraza.

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MI ESMERADA EDUCACIÓN

Cuando ya mi hermanita y yo habíamos aprendido bastante bien a librarnos de palizas, obedeciendo las reglas domésticas o saltándolas sin que se notara , una nueva y más terrible dimensión de poder y autoridad coercitiva se abrió para nosotros: Nuestros padres nos colocaron a cada uno en un colegio para chicos y en otro para chicas y dieron carta blanca a nuestros profesores y profesoras para que mandasen sobre nosotros con tanta fuerza como considerasen necesaria "la letra con sangre entra" era el lema.

Cuando llegué a la adolescencia descubrí que el mundo necesitaba muchos cambios para mejor y que aquellos que más luchaban por el cambio eran llamados revolucionarios.  

Lo contrario de  ser revolucionario era ser reaccionario, es decir: no querer cambiar lo conocido y reaccionar en contra de cualquier cosa nueva, para que nada cambie. Los reaccionarios se dividían en muchas lineas. Las de abajo representaban a la gente común que vivía sus rutinas y tradiciones y no quería que nada inesperado las cambiase, Así que se identificaban como conservadores. Las líneas reaccionarias más altas eran las del poder. Mi país era dominado por una dictadura nacional-católica armada, que presumía de haber salvado a España del Comunismo y la Masonería.

Esas eran palabras que sonaban siniestras. Era como hablar del Diablo. se suponía que era el Mal mismo, pero no te explicaba nadie en que consistía. Había algo claro: Al Comunismo y la Masonería no les gustaba nada España, ni sus tradiciones, ni su religión, ni la familia, que era quien nos las enseñaba.

El Comunismo y la Masonería luchaban (uno de frente, fusil en mano, la otra, de manera oculta, conquistando las mentes con su influencia) por que se acabasen las naciones y todas las gentes del planeta pudiésemos vivir en paz y como hermanos, sin más guerras, dentro de un sistema socio-político único, indiscutible, total, que recogería lo producido por la totalidad de los terrícolas y lo distribuiría equitativamente cada mes, a cada uno según sus necesidades, de tal forma que a nadie le faltase lo necesario, pero que nadie, sino el Estado, podría acumular más de lo necesario.

Parecía una buena idea, y muy natural, un sistema como el de las hormigas o abejas. Pero claro, tenía un problema: todo el mundo tenía que ser controlado por las autoridades del Estado, que dirigía la totalidad de tu vida, hasta cuando podías dormir o estar despierto. Entendí, pero sin mucha seguridad, que el Estado estaría dirigido por una cúpula de políticos escogidos entre los más fervientes revolucionarios. Detrás de ellos estarían los masones haciendo el papel de Consejo de Sabios.

Para no alargarme màs, dejaré un link aquí a una conferencia  de Fernando Díaz Villanueva sobre el totalitarismo, que profundiza en el tema.  Fernando se autoproclama como liberal, es decir, partidario del individualismo libre, con control del estado mínimo.

En aquella época yo no tenía a nadie que me pudiese explicar el Estado Totalitario tan bien como Fernando, pero de lo que llegué a entender desprendí que  nuestra dictadura, aunque fuese enemiga del totalitarismo estatal e internacional predicado por los comunistas, no dejaba, a su manera, de ser también un estado controlador y totalitario, sólo que Franco y su gente de confianza nos controlaba, no para bien de la Fraternidad Universal, sino en nombre de nuestra Madre Patria España. Todo para el bien y la gloria de España. En lugar de un Consejo de Sabios estaba la Conferencia de los Obispos Españoles, de quienes se decía que eran más papistas que el Papa.

Link a un artículo que muestra como en 2013 la Academia Española de la Historia aún no tenía perfectamente aceptado si el franquismo había sido un régimen totalitario o autoritario.  

A nosotros, los mandados, nos daba igual. A quienes nos educaron (fundamentalmente en la sumisión), igual que a quienes nos gobernaban, lo que mejor resultado les daba, aparte del miedo al castigo, era manejarnos mediante el sentido del honor tribal que, en los hombres de mi tribu hispana, era un sentido del honor muy guerrero.

 Descubrí también, al ir aprendiendo a curiosear lo que había por  detrás del muro de censura del franquismo, que al principio, siguiendo la ciencia socio-política de un señor muy famoso llamado Carlos Marx, los disconformes con el régimen esperaban que los revolucionarios saldrían de entre los explotados obreros... pero España fue mejorando económicamente y los obreros se convirtieron en consumidores a medida que el capitalismo enriqueció y dio un gran confort a las naciones desarrolladas, de manera que ya no querían arriesgar el confort conseguido en revueltas. 

Así pues, los políticos revolucionarios, que siempre procedían de la clase media ilustrada, empezaron a pensar que,  tal vez, la revolución que cambiaría el mundo saldría, mejor, de grupos mucho más maltratados y oprimidos que los obreros: los indígenas que aún quedaban en el mundo, las mujeres y los distintos tipos de minorías que no se identificaban ni con los hombres ni con las mujeres.

A medida que envejecía Franco y su régimen, aumentaba la esperanza de que un día pudiese despertar el pueblo sometido y lanzarse a una revolución. La esperanza de revolución era siempre concebida  intelectualmente como evolución y progreso por los aristócratas culturales de la tribu, los universitarios, que emanaban consignas religiosamente. Las clases medias  más "progres" raramente cuestionaban su dogmatismo, convertían las consignas más bonitas en  moda y costumbres "politicamente correctas" y se ponían a moralizar, con menor o mayor radicalidad, que quien no las incorporase a su mentalidad y comportamiento social, era un retrógrado, un antisocial o, peor todavía, un reaccionario y un fascista. 

Para entonces, yo ya había dejado atrás la niñez y agua pasada no mueve molino, pero hoy me doy cuenta de que si la revolución tuviese que ser hecha por los oprimidos, no podríamos encontrar seres humanos más oprimidos que los niños y niñas de todo el planeta: todos los adultos los mangoneaban, ya fuesen varones o féminas o ni lo uno ni lo otro, blancos, negros, mestizos o indígenas, hijos de señoritos u obreros, de aquí o de allá. Los niños no mandaban nada.
Éramos, sin duda, los niños, quienes mayores motivos teníamos para hacer una revolución drástica, que nos permitiese poder vivir de una vez de alguna o de varias de las muchas formas que quisiésemos elegir en cada momento, después de sacarnos de encima a los adultos más impositivos, adoctrinadores, opresores y tiránicos. 


Y no hay niño que no sueñe con ser un superhéroe. Y. si era verdad que el  futuro nos pertenecería, como nos decían, no podíamos permitir que los irresponsables, insoportables y aburridos  adultos, obsesionados con su loca corrida atrás de más dinero y mayor confort, lo convirtiesen en un infierno, emporcando y agrisando el planeta, tal como lo estaban haciendo. 

Sobre todo, aunque no teniamos palabras para expresarlo de esta manera, casi todos sentíamos que teníamos que poner fin al alienante sistema educativo, aprender a buscar el conocimiento que nos interesase por nosotros mismos o entre nosotros mismos, jugando, sin que importasen los fallos y transformando en espacios de juego y creatividad libre todas las escuelas y colegios, con la esperanza de que nuestro éxito y felicidad no sólo nos transformaría, sino que ayudaría a liberar a nuestros alienados padres y madres y a toda la sociedad.

(El recuerdo más marcante que tengo del Colegio Muro, donde sentí en carne viva la opresión del totalitarismo educativo, educación en el sometimiento ciego a los que mandan, es la imagen de mi valeroso compañero, Costa Parada, honra para él, plantándole cara con la mayor dignidad a uno de nuestros profesores-verdugos mientras éste lo torturaba ante la miserable impotencia de todos nosotros). 

Supongo que no sería verdad, pero corría entre los alumnos del Campo de Concentración Muro el rumor de que varios de nuestros profesores eran antiguos torturadores de la policía. Bien, si no era verdad, lo parecía. Desde aquella temprana edad tengo claro, allende cualquier ideología, lo que significaban palabras como franquismo o fascismo: Abuso prepotente, violento y descarado, en el nombre de Dios y de las Buenas Costumbres, de aquellos que no tienen ningún poder, por parte de los esbirros de quienes sotienen la sartén por el mango, da igual si de fondo hay banderas azules o rojas. Manipulación de la mentalidad colectiva por el poder, de manera que impere la sumisión y el miedo a la revuelta digna. Y, lo más pesado, la verguenza del oprimido: verguenza de no tener la hombría de levantarse contra el sistema opresor. Verguenza espantosa de seguir siendo una acobardada oveja entre los lobos. 

Arriba, dibujos míos de aquella época, todavía muy infantiles, rescatados de mis cuadernos escolares. Muestran como yo veía a aquellos bestias de corbata, que tenían licencia  de nuestros padres para aplicarnos la pedagogía llamada "la letra con sangre entra".

UN RECUERDO IMBORRABLE: 

Un aula del segundo piso del Colegio Muro. Un profesor de cuyo nombre no quiero acordarme había llamado ante la pizarra a uno de los alumnos que normalmente se sentaban en los fondos, con la intención de castigarlo por haberlo sorprendido hablando con su compañero. Aquel torturador de niños no se contentaba con los crueles y humillantes bofetones que propinaban seguido el director o el profesor de Inglés ni con el histérico repiquetear del tacón de su zapato sobre el brazo de la víctima, que era la especialidad de la directora, mientras se le hinchaban las venas del cuello al soltar, semejante a una arpía o una furia mitológica, una retahíla interminable de insultos sin comas: "¡Repelente estúpido desgraciado!". No, aquel torturador era conocido por acercar los nudillos de su puño a la mejilla del pobre muchacho a castigar y golpear repetido hacia abajo y pellizcando. 

Honraré aquí el temple y el valor de aquel muchacho, de apellidos Costa Parada, que se mantuvo firme y mirando con una sonrisa de desprecio al siniestro verdugo. Cuanto más él se mantenía, más el siniestro se ponía nervioso, se endurecía y se ensañaba en su cara. La tensión de aquel drama fue subiendo y subiendo en el clima del aula y yo sentía acrecentarse al tiempo la admiración colectiva por la víctima y el odio a aquel repugnante canalla abusador. Por un momento tuve la esperanza de que todos nos levantaríamos al mismo tiempo para agarrar al tirano y lanzarlo por la ventana a estrellarse en mil pedazos contra el patio de abajo. 

Pero eso no se produjo. El largo castigo hizo que finalmente saliese un chorro de sangre de la nariz de Costa Parada y que el torturador se asustase y lo mandase afuera, a limpiarse. Salió con la cabeza erguida, como un señor héroe, mientras el resto de nosotros nos sentíamos unos mierdas por comparación. Demoré aún unos dos o tres años en sentirme una mierda impotente contra los abusos de los que parecían más fuertes que uno, pero el breve ejemplo de firmeza y dignidad de Costa Parada había quedado más grabado en mí que todo cuanto aprendí durante años en aquellas tristes aulas del franquismo provinciano. Que la Vida le haya dado mucha felicidad.  


En aquel colegio se inició mi actividad de ilustrador de la revista"The Patada", un panfleto clandestino que uno de mis compañeros distribuía en el sórdido y opresivo ambiente del Colegio Muro, aunque acabó siendo asimilado por el sistema, como todo cuanto, de inicio, es revuelta contra él, porque el editor del panfleto estaba más interesado en comunicar los comentarios y resultados del fútbol escolar, local y nacional que las noticias importantes de nuestra vida, al igual que la mayoría de la miserable prensa de la época franquista. 

Así como, desde la etapa anterior, comencé a honrar y perdonar a mi familia, me dedico, en ésta, a honrar y perdonar a mis profesores, que no eran sino el producto de la horrorosa época que la mentalidad de nuestra comunidad estaba atravesando, arrastrándonos a todos con ella, para bien o para mal.


Parece que tales campos de concentración escolares no eran raros en el franquismo. Mi amigo Fernando Magdalena, de quien no se puede decir que no es un hombre apasionado por el conocimiento, me comenta que sufrió los mismos bárbaros abusos en el Colegio Labor de Vigo.  






Algo muy especial: Éste es el único retrato que le hice a  mi padre, el Doctor Costas, mientras vivió. honra y agradecimiento hacia él.
Antes de mis 15 años, lo dibujé junto a la lareira, la hoguera de nuestra finca Lugar do Pazo. Pena no haber podido conversar más con él cuando yo hubiese pasado de los 18 años, pero así fueron las cosas.

LA CASTILLA DE CASTELIN


Mi padre se murió teniendo yo 15 años y me enviaron interno a un castillo moro en Toledo. Cualquier lugar lejano era una liberación después de lo oprimido, maltratado y encerrado que me había sentido dentro del Colegio Muro y decidí que nadie me impediría ser artista y viajero. 
En Toledo, donde descubrí la grandeza del Greco, todos los caciquillos castellanos de mi clase me obligaron a pelear con ellos, por el simple hecho de ser gallego, lo cual me hizo consciente de mi fuerza y tenacidad. A veces tenía a cuatro de ellos encima pidiéndome rendición, pero yo siempre lograba liberarme en el último momento y seguir luchando.
Le dedico esta música al paisaje toledano que se veía desde el castillo y al Greco y sus cuadros increíbles, y  a todo lo que significó Toledo para mí.

(Aprendí allí de aquellos bravísimos muchachos que se creían descendientes directos del Cid Campeador -y mucho lo agradezco-, que, para no dejarme avasallar, tenía que mostrarles que un adaptativo gallego podía adaptarse a resultar más castellano y español que ellos, en cuanto al talante, carácter, estilo y virtudes de guerrero que, para bien o para mal, forjaron la historia hispánica. Eso me sirvió, más tarde, para amar a Hispanoamérica o el Brasil tanto o más como los hispanoamericanos o brasileiros que mejor amaban.)

Mi estancia en Toledo me hizo sumergirme completamente en la percepción de la importancia que había tenido Castilla y España en la historia del mundo. Desde aquella tierra que ninguno de mis compañeros podía ya negar que también era la mía, porque yo me la había ganado con mi tenaz resistencia a sus intentos de dominarme, los reyes de España habían dirigido un tremendo imperio donde no se ponía el sol, que había tenido a aquella ciudad monumental como una de sus capitales, la cual atrajo a artistas de la talla de El Greco, que retrató en sus cuadros el espíritu de aquella época. 

Por donde yo anduviese en adelante, la grandeza de la hegemonía mundial de España durante  dos siglos y la envidia, la competición y hasta el rechazo que eso suponía para otras personas de otras nacionalidades, me acompañaron como me acompañó mi color de piel y mi manera de hablar.

 Tuve que asumir esa circunstancia con discreta dignidad, y aún echarle una dignidad mayor al hecho de ser hijo de una generación que ya había perdido, hacía mucho tiempo, aquella hegemonía de nuestros abuelos, sin perder la impronta cultural, el carácter y el sentido del honor que ella dejó para siempre en nosotros. 

EL SUR DE ESPAÑA







Seguí interno en la Universidad Laboral de Córdoba, donde lo mejor era escapar a correr en chándal de madrugada por Sierra Morena, entre manadas de negros toros de lidia. Intenté torear a un gran semental, pero no me dió la menor importancia a medida que me fui acercando a él, ni siquiera cuando le pasé la chaqueta roja de mi chándal por encima de su cabeza y lomo. Envalentonado, lo intenté de nuevo con un torito joven, pero éste sí que tenía ganas de jugar y,tras los dos primeros contundentes golpes que me dió, me tuve que subir a un árbol para refugiarme, mientras el novillo arrancaba cortezas del tronco con sus cuernos.

 La madrugada siempre es el mejor momento de mi energía, como para Pedro Madruga, famoso conde de mi región, en el final de la Edad Media, que madrugaba para sorprender a sus enemigos. 

Arquitectónicamente, la Universidad, regida por los Dominicos, era un lugar supermoderno, un anticipo de las formas que mucho después yo encontraría en Brasilia. En la Universidad Laboral se estimulaba la pesquisa integral, yo frecuentaba la biblioteca y la hemeroteca y me interesaba por cuanto estaba ocurriendo de nuevo en el mundo. También escribía lo que sentía:

Aquel fue un lugar y un año de gran despertar para mí. Entre las cosas que me interesé en aprender leyendo en la biblioteca fuera de las horas de clase estaban "qué es el capitalismo" y qué es la plusvalía". Claro que me pareció complicado de entender, porque en aquel tiempo no teníamos documentales en Youtube que nos lo explicaran tan bien como éste.


MAYO 68

En 1968, en el auge del mundo bipolar de la Guerra Fría, la Espada de Damocles Nuclear de los poderes hegemónicos estaba amenazando al planeta todo. Una nueva generación, la nuestra, rasgó el frío y gris Telón de Acero que cubría igualmente a Oriente y Occidente. Me parecía, (aunque todo era una de las programaciones maniqueas que el Sistema nos ofrecía, desde detrás de su velo, como opciones a seguir), que lo que nos tocaba era ser rebeldes y libertarios frente a la locura impositiva y autodestructiva de ambos bloques, quitándole el poder a los politicastros de cualquier signo y devolviéndolo a las decisiones tomadas directamente por las bases de todos los pueblos, ya que se nos mostraba como  evidente que la oportunidad de una humanidad global unida en su diversidad se presentaría en el Siglo XXI próximo y se acabarían las guerras y la ignorancia. 
No voy a repetir lo mucho que se escribió sobre el espíritu de aquel momento. Sólo consignar las dos frases revolucionarias que, para mí, mejor lo definían:

 "Sed realistas, buscad lo imposible" y "La imaginación al poder"
Eran dos frases político-sociales que sonaban completamente artísticas.  

Como todo lo artístico y poético, estaban abiertas a las interpretaciones subjetivas de aquellos a quienes impactaban. Yo no llegaba a comprender del todo lo que habían querido decir sus autores, aunque era evidente que el izquierdismo ya no podía contar demasiado con la clase obrera para hacer la revolución imaginada por los teóricos del Socialismo, porque a ningún trabajador europeo, y menos a un estudiante, se le hubiese ocurrido nunca cambiar sus vidas en Europa por las que podrín vivir en las opresivas Rusia, China o Cuba. Parecía que lo más imposible para los "progres" era desmontar o burlar a aquel Sistema de Control tan bien montado y tan atractivo, llamado Capitalismo y cambiarlo por un Nuevo Socialismo. 

El Socialismo Clásico, que inicialmente apareciera como una ideología y método económico-social alternativo al Capitalismo de Libre Mercado, claramente había fracasado en todos los países donde se había implantado, sin conseguir llegar jamás a la utópica Sociedad Comunista, idealizada por Marx, donde ya no existirían clases, ni propiedad ni desigualdades ni explotación, porque un SER HUMANO NUEVO, altruista y colectivo, habría surgido.

En ningún país del mundo el Socialismo había logrado pasar de su primera fase, la revolucionaria, a pesar de haber causado millones de muertes, para tan sólo construir dictaduras tan grises, controladoras, restrictivas e insoportables que mucha gente arriesgaba la vida para escapar de ellas, intentando acceder a Occidente. Mientras tanto, a los trabajadores occidentales sólo les interesaba ascender a un mayor nivel de consumismo material.

Parecía llegado otro tiempo: El de dar la batalla de la renovación del mundo con la mente, con las ideas, con la creatividad, forzando la imaginación. Y aquello tenía que ver conmigo, me resonaba. Lo que más me importaba de aquellas consignas, era lo que sugerían para mí.

Yo me preguntaba lo que significarían, aplicados a mi propia vida personal, la realidad, el poder, lo imposible a conseguir con mi propio pequeño poder o el de mis afines, si consiguiésemos conjuntarnos frente al gigantesco poder del sistema opresor bipolar mundial. 

Nos bombardeaban desde los medios las duras imágenes de la guerra de Vietnam, en casa teníamos una dictadura inacabable que había conseguido unificar en grisura y mediocridad, por medio de la televisión, a toda la generación anterior, ya fueran simptizantes del régimen, ya  sometidos, ya opositores. Era echar una pelota a rodar por el campo y se volvían gilipollas.



Yo intentaba imaginar cómo debía de ser el poder de nuestra imaginación y, sobre todo, el de nuestra voluntad de autocambio, para llegar a liberarnos de aquellos formidables y hasta castradores condicionamientos. Me preguntaba como hacer de forma realista, de mi propia imaginación (lo más libre y amplio que yo parecía tener) mi poder escoger mi propio camino de vida, y no vivirla solamente en sueños, tal como la vivían robóticamente la mayoría de súbditos dóciles de los dos sistemas en pugna. 


Buscaría averiguarlo viajando por el mundo, conociendo, practicando, entrenando, saneándome, tanto hacia afuera como hacia adentro. Y, desde luego, tratando de vivir con arte y como un artista, a mi propia manera, fluyendo creativamente en mi propio viaje escogido sobre mi intuición conectada al Todo. A la derecha, uno de mis cuadros posteriores, que expresa ese autorescate.  Un dios oriental, fortísimo en la potencia de sus muchos brazos, corta a sablazos las múltiples cabezas del dragón del ego que conforman la base material del propio dios.

¿Quién es el propietario de este cuadro ahora? Por favor, mándame una buena foto y te regalo un dibujo. Lo mismo a todos aquellos que tengáis cuadros míos.
Escribid, por favor,  al móvil 682 26 31 76


MI PRIMER VIAJE ESCOGIDO

En las vacaciones de  Semana Santa no quise ir a mi casa familiar en Vigo. Desde Córdoba comencé a dar la vuelta a Andalucía en auto-stop en vacaciones, lo que significaba, en aquella época, levantar el dedo pulgar a un lado de la carretera, signo internacional, también llamado hitch-hiking (pronunciado ich-aikin) o carona, que pedía a los automovilistas el favor de que me llevasen con ellos gratis, si pudiesen. Ésta era una forma de conocer mundo de muchos jóvenes valientes con poco dinero, que permitía conectar, e incluso hacer amigos entre la gente más generosa, confiada en la bondad general de los demás humanos, ayudadora y abierta a comunicarse. Jamás tuve una mala experiencia haciendo auto-stop. 

En el extremo sur de España, la punta de Tarifa, miré al horizonte, al otro lado del Estrecho de Gibraltar, y vislumbré los perfiles nebulosos de la costa africana. 
Allá, tras de la última ciudad -fortaleza mantenida por España en la parte de África más cercana a ella, comenzaba el país de los moros, del tenaz enemigo de mi patria durante mil años, según nos habían enseñado. Una curva gumía afilada, una cruel sonrisa sensual en un rostro barbado y fanático de pirata. Los terribles moros descendientes de los vándalos, islamizados luego, violadores de mujeres y hombres según se contaba. La historia oficial decía que  Invadieron España en el 711, y que costó 800 años de lucha expulsarles, a pesar de que se sucedieron cuatro invasiones islámicas, cada vez más fanáticas y avasalladoras. Luego, durante otros 500 años, islámicos y critianos estuvieron disputándose ferozmente en sus navíos el Mar Mediterráneo. asolando unos las costas del otro continuamente, llévandose a quienes apresaban como esclavos, hasta llegar el siglo anterior, el siglo XX, a ser invadidos y colonizados los marroquíes por los españoles, a quienes ofrecieron la mayor y más brava resistencia. 

Lo que imaginé me dió miedo. O aprensión, que es casi lo mismo. Le di la espalda a la tenebrosa punta de África y me dirigí en auto-stop hacia el norte, hacia lo conocido. 

Paró un auto en el otro lado de la carretera, la que se dirigía al sur. Salieron de él dos chicas nórdicas de mi edad, con sus mochilas, y comenzaron a "hacer dedo". Pareciéndome muy atractivas, crucé e inicié una conversa gentil en mi inglés con minúscula de estudiante. Cuando supe a dónde pretendían ir, me quedé helado.

-¿A Marruecos? ¿Solas? Pero esos moros... os van a secuestrar, os van a violar... Acabaréis en un harén.-
Una de las chicas me miró desde el cielo de sus ojos azul Finlandia y sonrió levemente. Enseguida me di cuenta que, aunque ella tenía dieciocho o diecinueve años como yo, era infinitamente más vieja, mejor dicho, más madura. Mucho más mujer que yo hombre. Segura de sí misma y determinada.

-Sabemos cuidarnos.- Fue lo único que dijo. Y yo me sentí pequeño, muy pequeño, y avergonzado de mis impotencias, mis prejuicios y mis miedos, todo puramente mental y aprendido, todo falto de experimentación y comprobación. Eso es la cobardía y la ignorancia. Me sentí una mierda.

El resto de mi vuelta a Andalucía toda, mi primer viaje escogido en auto-stop, me supo a nada. Excursión infantil por casa, sin verdadera aventura, a pesar de que estaba bien acompañado físicamente de otra linda chica nórdica viajera que me había encontrado, mi imaginación acompañaba mucha mayor admiración, y hasta envidia al recuerdo de las dos valientes jóvenes que ya andarían por África.

MI SEGUNDO VIAJE A DEDO

Cuando llegó el verano me esperaba mi madre en  Vigo. Le escribí que iba, pero que llegaría en auto-stop. No le expliqué mi itinerario, o ella trataría de impedírmelo. Con mínimos ahorros, crucé el Estrecho de Gibraltar, descubrí Marruecos y el sabor excitante de la aventura y llegué hasta su capital, Rabat, habiendo sido en toda parte muy bien acogido y tratado, con la más noble hospitalidad, por los marroquíes, gente muy cordial y tan abierta como yo a conocer extranjeros y a entablar largas conversaciones con ellos. Hice varios amigos entre estudiantes que me invitaron a sus casas. Los miedos a lo desconocido sólo se superan penetrando con deterninación en lo desconocido.



Cruzando el Estrecho de Gibraltar a la vuelta de mi primer viaje de aventura a Marruecos. 1968, el año-revolución en que un mundo diferente comenzaba. 

En 1989, cuando el 6 y el 8 completaron su girada, caería el Muro de Berlín y se vaciaría totalmente por sus huecos la ilusión utópica del Primer Socialismo.

EL MAESTRO PINTOR
Mi madre tenía amistad con el pintor Laxeiro. 
También con Lugrís, Barreiro, Lodeiro, Sucasas (que me enseñó gentilmente a imprimar un lienzo), y otros creadores. Recuerdo las rutas de los animados bares que yo recorría con mi amigo pintor Xosé Guillermo, muy especialmente "O Elixio" y "A Viúda," frecuentados por los artistas arriba mencionados y por escritores. Recuerdo haber escuchado a Celso Emilio Ferreiro, Mercedes Ruibal, Ángel 
Huete, Armando Guerra, Camilo Caamaño, Mantecón, Sevillano, Santiago Montes, Colmeiro... Mediante mi familia conecté, además, en otros lugares, con Álvaro Cunqueiro, director del diario Faro de Vigo, y con Valentín Paz Andrade o José María Castroviejo, prohombres de la generación anterior muy conocidos en la esfera cultural gallega y muy respetados, en un tiempo en que aún se leían libros, y hasta se compraban.

Todas esas personas me eran conocidas y lamento no haber profundizado más en la relación con bastantes de ellos, especialmente con los que ya se fueron de este plano. Cada creador que uno conoce, sean cuales sean su estilo y sus ideas, es todo un curso precioso de la Universidad de la Vida, y no se pueden desaprovechar las oportunidades de hacerlo y disfrutarlo, pensando que van a seguir manteniéndose en nuestro efímero y mudante tiempo. Me impresionó mucho como se fué, tan joven y prometedor, el pintor Guillermo Monroy, en un accidente de moto.




Cuando yo regresaba a Vigo, masticaba cuanto Laxeiro decía del Arte y los artistas. Aprendí de su libre hacer que no era bueno encajonarme en el marco de ninguna de las modas o tendencias ya aceptadas, ni tradicionales ni vanguardistas, sino absorber todo cuanto me impactaba y dejar que mi ser lo exteriorizase tal como lo sintiese en el momento, personalizado y sin etiquetas, aunque siempre te las acaben poniendo. Arte como espejo de la propia mente y emoción

Arriba: Con Laxeiro, ante el cruceiro de Hío, Ría de Pontevedra. Cómo de importante fué tenerlo cerca. Su sola presencia y vibración estimuló la vocación artística de muchos jóvenes creadores gallegos.

MAESTROS LITERARIOS
Como médico, mi padre recibía una enorme cantidad de propaganda médica. Lo mejor de todo aquello era un librillo-magazine llamado "La Hora XXV al servicio del médico", que contenía, entre publicidades de laboratorios, preciosos fragmentos escogidos de lo mejor de la literatura mundial, que yo leía avidamente, manteniéndolo escondido entre las páginas de un intragable libro de matemáticas, atento al menor ruido delator del acercamiento de mis mayores, para arrojarlo detrás del sofá, mientras fingía sumergirme en intragables ecuaciones y teoremas. Desde entonces tengo un oído de guerrero, capaz de despertarme en lo más profundo del sueño, al menor ruído.


Aquello me dió una enorme cultura literaria antes de los 15 años, y mucho lo agradezco, aunque no prestaba atención a la poesía y dejaba "para cuando fuese mayor" cuanto no llegaba a comprender. Un día, sin embargo, mi hermanita, sin yo saber, vendió a un trapero en sacos todos aquellos librillos que yo guardaba en el sótano, afin de comprarse unos jeans. Hoy se puede ver en Internet cómo aún son apreciados y buscados aquellos libros.  

Después leí, en una colección de libros de bolsillo muy asequible (honra a este tipo de editores que piensan en el pueblo modesto), este libro, a la izquierda, y me vacunó contra todo el radicalismo tribal que significan el racismo, el fascismo, el chauvinismo, el nacionalismo, el regionalismo y todos los miserables ismos exclusivistas y excluyentes. siempre victimistas y victimizadores, siempre en guerra contra alguien, personas o grupos. Porque quienes mueven los hilos del sistema necesitan tener a la base de la pirámide social dividida, desunida y siempre en conflicto, enfrentada contra sí misma en dos o tres o cuatro aparentes vías antagonicas, apareciendo algunas de ellas ante las otras como culpables de todos los males, chivos expiatorios que desvíen la atención de los dueños del poder así invisibilizados. Vaya si es importante la literatura que, contando cuentos, hace pensar con la emoción.


Pero, de repente, los hormonios afloraron en mí una primavera y, con ello, la sensibilidad poética. La primera vez que conseguí fundirme en el vacío atemporal con una mujer, me pareció que había regresado al paraíso, pero poco después retorné a una infeliz cotidianeidad llena de carencias, la mayor de las cuales era sentir la propia ignorancia del misterio insondable que son las mujeres y del misterio fundamental de mí mismo, la angustia de ser sin saber ser del todo, todavía.

Anselmo Padín, uno de los hermanos mayores de mi amigo Jeluco, se compadeció de mi inquietud adolescente y me hizo un extraordinario regalo: 
Las "Hojas de Hierba" de Walt Whitman, traducidas y enriquecidas por la potencia expresiva del poeta español León Felipe. 
Aquello me inyectó toneladas de entusiasmo para toda mi existencia y, además, un sentido cósmico de mi ser en integración con todo y una dignidad y autoestima que nada más pudo abatir.

Gracias, Anselmo Padín, ni sabes la llama que prendiste, la vida interior que hiciste aflorar en mí. Que la Vida haya mantenido siempre tu fuego vital como tu regalo mantuvo el mío. ¿Cómo te fue en tu caminada? Gracias, Walt de Manhattan y León Felipe. Vean si es importante la poesía.



Cuando Walt ya estaba integrado en mí, conocí a mi primer poeta vivo, también vecino de Vigo. Era poco mayor que yo, pero lo que salía de su máquina de escribir me encantaba y yo me nutría de ello. Dejaré aquí una muestra de tres poemas suyos que lo retratan mucho mejor que esa fotografía de la izquierda. Los dos primeros son poemas de amor juvenil muy sencillos, el tercero es una queja existencial.


En éste, el poeta se lamenta de haber confundido la musa con alguna musaraña:

Estás hecha de nieve, amor, 
te han hecho fría, 
pues siendo de fuego mi poesía,
no pudo derretir tu hielo...

En este otro, la musaraña muestra el desequilibrio emocional que habita su cuerpo seductor:

Dos rosas rojas van
en tu pecho colgadas:
Una, mustia por el frío.
Otra, por la pasión quemada.

Esos dos, me los sabía de memoria, y me ayudaron bastante (no lo suficiente), a protegerme de musarañas. Gracias, amigo Paco. Tu tercer poema, más largo, tremendista y escorpiónico, lo anoté en una Memoria Anual de 1968, durante mi período de internado en la Universidad Laboral de Córdoba, en la que tus cartas desde Vigo impactaban mi interno y me ayudaban muchísimo a trabajar en el proceso de formación de mi personalidad y en el inicio de la exploración del fascinante misterio que cada ser humano es, por detrás de ella. 

También quedó escrito en la Memoria 68, y te lo repito ahora donde lo leas, si  llegas a leerlo, amigo querido y admirado, lo agradecido que te estaba por haberme escuchado siempre, en una época en la que mi embriaguez espiritual me hacía ponerme pesadísimo al tratar temas tan amplios y complicados como los de crear la propia identidad, que es siempe un constructo, el individualismo, la locura y el sarcasmo. Que importante influencia tuviste en mí y que constructiva y estimuladora de mi creatividad. Que la Vida quintuplique tus dones, mi hermano mayor.


"Es amargo el despertar de las horas indormidas,
cuando espera al acecho 
una mañana de sombras elevadas hasta el trazo.
La línea se pierde en la espesura
y los brazos se agitan y retuercen...
(Alguien grita, vendiendo cucarachas 
adoptando posturas infantiles)
¿Quién conoce la hora sin minutos?
¿Quién espera sentado la mañana?
Todos duermen, amiga, custodiando
el brotar de cualquiera pesadilla;
Todos repugnan del sueño mensajero...
Nadie quiere oír el mensaje de los sueños
( Sobre una tumba de aceite y de gusanos
nadie espera el resurgir de un muerto)
¡Muerte! ¡Muerte!¿A cuántos pasos el abismo?
¿A cuánto llanto la verdad? ¿Y el Paraíso?
Madre, madre...vende tu hijo 
al mejor postor, que esperan guerras;
¿Quién quiere matar una esperanza?
¿Quién cambia la esperanza por la muerte?

Un nudo en la garganta. Siempre espían los silencios.
¡Muerte!¡Muerte!¡Nunca duerme mi hora descansada!
Cada despertar alarga la figura.
Silencio...
Nadie muere una noche si no muere.
¡Muerte! ¡Muerte!
Muerte sólo, sin descanso. Diez mil muertes."




FÁTIMA
Una muy querida novia mía de juventud, Fátima, tenía una amiga de una feminidad sabia, etérea y sólida al mismo tiempo, Elba, que me pareció una verdadera hada céltica. Queriendo yo conocerla más, vino a hablarme de su pareja, que  resultó ser el poeta Uxío Novoneyra, quien vivía entre los sotos de castaños y barrancos hondos de las montañas del Caurel, en el corazón de Galicia,  Nunca llegué a conocerlo personalmente. 


Pensé que, con tal mujer, él debía ser un hombre muy interesante y quise escuchar de ella sus poemas, que me conmovieron por su belleza sonora y su profundidad.  Dos de ellos me acompañaron por el mundo, porque me los sabía de memoria, y los recité varias veces para enseñar a mis amigos brasileiros como suena la lengua gallega, que fue la misma de los primeros portugueses, antes de que el acento lisboeta la cerrase tanto. Aquí están, seguidos de su traducción al castellano: 

E para onde vou?
sábenno os meus sonos. 
Eu sígoos ata onde sei
que son os sonos meus.

( ¿Y para donde voy?
Lo saben mis sueños.
Yo los sigo hasta donde sé
 que son los sueños míos.)

Ou cor, sempre núo i exposto!
Antes, eu coidaba
que a dor mais fonda
facía inmortal!

(¡Oh corazón, siempre desnudo y expuesto!
antes, yo creía
que el dolor más hondo
hacía inmortal!)

Así es como me los recitó Elba en una noche mágica sobre las murallas romanas de Lugo ¿Te acuerdas, hada amiga? ¿Cómo te fue después, sin tu amado bardo de voz retumbante? 

Eso fue antes de que los académicos normalizaran el Gallego Oficial, en un tiempo en que los poetas podían modelar a su gusto la lengua de nuestro pueblo, que hacía lo mismo. Los de mi generación, especialmente los de Vigo, teníamos verguenza de no saber hablar gallego (por causa del franquismo, se decía) o de hablarlo "en farrapo", o sea, en harapos que colgaban del castellano, pero nos apañábamos para usarlo, cada vez que podíamos, en nuestra vida de relaciones próximas, porque no hay lengua más dulce y cariñosa: "Miña nena queridiña, fadiña, quéroche tanto!" 

Después de la normalización nos acomplejamos aún más, porque no nos reconocíamos hablando con nuestros paisanos del rural ni con los jóvenes estudiantes, a pesar de que yo escribí una novela en gallego normativo sólo para aprenderlo. Realmente, como yo más gallego me sentía, era hablando portugués de Brasil, por eso me encontraba allí más en mi casa que en mi casa. Ahora, cuando me oyen los gallegos rurales, me preguntan si soy argentino.



La misma querida novia, amiga de Elba y etérea como ella, la lucense Fátima, a quien conocí en Santiago, después de que mi viajar constante nos distanció, como de tanta querida gente, acabó uniéndose, más tarde, a un famoso poeta, Carlos Oroza.





 Cuando, en uno de mis retornos, me encontré con ella tal como si nos hubiésemos despedido ayer, sin el menor resentimiento y con igual cariño, me habló del hombre al que ahora se devotaba y me hizo conocer un poema de él, "Évame Malú", que me pareció la mejor representación del espíritu de la generación beat o pre-hippie, que yo había conocido en Dinamarca y Canarias, y que sólo mucho más tarde llegó a Galicia. Yo ilustraría este poema con pinturas de Matti Klarwein, cuya última gran exposición vi en Palma de Mallorca. Aquí dejo links al poema de Oroza y a las pinturas de Matti. Les podemos poner, como fondo musical, esta canción rock de 1969 de Joe Cocker. 

Fátima ya cambió de plano hace tiempo. También Carlos Oroza, años después que ella. ¿Por qué dimensiones seguirá evolucionando tu consciencia, si inmortal fuese, dulce antigua compañera? ¿O se ha fundido con la de quienes tuvimos el privilegio de compartirte y amarte? Al final, consciencia sólo hay una, todos somos gotas del mismo océano. Te dedico esta música.


LOS POETAS QUE MÁS ME GUSTABAN

MIGUEL HERNÁNDEZ

ANTONIO MACHADO

ROSALÍA DE CASTRO
LOS LIBROS QUE SIEMPRE HE REGALADO: 

AUDIO Y VIDEO
En mi niñez imperaba la radio, mi padre ponía siempre el parte a la hora de comer. Yo seguí escuchándola mientras pintaba, sobre todo los programas musicales de Radio Nacional de España.

Cuando llegó laTV a España, yo ya había leído muchos libros. Eso salvó mi cabeza, creo. Los programas deTV de los que tengo mejor recuerdo fueron los de Naturaleza, del Dr. Felix Rodríguez de la Fuente, que nos hizo ecologistas a todos, el programa de debate La Clave y las Historias para no Dormir, de Narciso Ibáñez Serrador. Cuando comencé a vivir en América del Sur, la TV me resultaba tan mortalmente mala que me desconecté por completo de ella. Eso fue de nuvo buenísimo para mi cabeza y mi creatividad. Luego llegó el Internet y volví a perder muchos preciosos momentos de mi vida entretenido en Facebook o en Youtube.

LA LLAMADA DEL BRASIL

los dos únicos libros que no trataban de medicina en la biblioteca de mi padre y que yo me leí de niño hasta la última letra, eran "Las Islas Maravillosas", un novelón decimonónico que contaba las aventuras exploratorias... 


...del inglés Edmundo Yanorecuerdoqué y su criado Malek, en la África Ignota, hasta que se encuentran, enmedio de un gran lago, las Islas Maravillosas, habitadas por mujeres de color de piel andaluza, y regidas por la fascinante reina Mila.

El otro libro era éste de la izquierda.

Si mi madre era una mujer hermosa, la suya era fascinante, como Mila. Yo la llamaba Mamá Gloria. Era atrevida y tuvo una vida muy glamorosa e independiente para una mujer de su época, incluso aunque las gallegas siempre lo han sido bastante. Casó primero con mi abuelo materno, el doctor Manuel Durán Castillo y, después de enviudar y de la guerra civil, en la que se alistó voluntaria como enfermera, se relacionó con todos los jefazos de los alzados en Burgos y Salamanca y la detuvieron allí, tomándola por una espía. Finalmente se unió a otro médico, éste de transatlánticos, que yo llamaba Papá Ángel. Él nos traía regalos de cada viaje, y uno de ellos vino del Brasil.
Se trataba de una caja de música en forma de corazón.como la de la izquierda, pero muchísimo más bonita: Estaba recubierta de piel de serpiente boa, tenía una tapa de cristal bajo la que había un atardecer en el Pan de Azúcar de Rio, con el cielo hecho con irisadas alas de mariposas azules y, cuando se abría, surgía una bailarina semejante a Carmen Miranda, danzando "Brasil". Un verdadero fetiche para un niño, que contenía, invisibles, los poderosos espiritus femeninos de Iemanyá, Oxum y Yansá, que me enfeitizaron.




La llamada de los orixás ya se me hizo irresistible cuando conocí, más adelante, por la radio, mientras pintaba, las canciones y poemas de Vinicius de Moraes, el blanco más negro del Brasil, un artista genial en la línea directa de Xangó.

 ESTA INCREÍBLE GRABACIÓN se realizó en el Café La Fusa de Buenos Aires y Vinicius, acompañado del guitarrista Toquinho y de la cantora María Creusa, se dirigen al público en Portuñol.


MARRUECOS A FONDO:

Tras el primero a Rabat, seguirían otros dos viajes sin casi dinero al Marruecos profundo, en una época en que pocos españoles se aventuraban por allí. Hice auto-stop por el Rif o montañas del norte, donde caí por casualidad en Ketama, y por el extremo Sur, hasta Marrakesh y el portal del Sahara en Uarzazat. Mucho para contar más adelante, si me llega la vida. Me quedó la pena de no haber conseguido que me llevasen hasta Adrar, en Argelia, para la dura travesía del desierto en las grandes caravanas de vehículos que la policía organizaba entonces, a fin de entrar al África Negra por Malí. Coloco aquí este link de un escritor y viajero gallego genial, Fabián.C.Barrios, que hizo, ya en 2016, una estupenda guía filmada de su viaje en moto por Marruecos. Aprovecho para recomendar todos sus vídeos en Youtube, especialmente los de la serie "La rebelión de Sísifo".


Hacia el  69 estuve interno en el Colegio Alba de Vigo. Debió ser allí donde conocí a Fernando Franco, alumno externo, que ya de jovencito era elegante, atento y encantador y lo sigue siendo. 

Su retrato en 2017 a la derecha.

Tengo un recuerdo de los dos ante un fuego en una escapada mía de fin de semana y él contándome que quería ser periodista. También yo quería serlo, pero enseguida  me di cuenta que no podría volar ni crear a mi aire estando empleado en un periódico. Yo ya tenía bien claro que, a ser posible, no quería ser un empleado de nadie, ni de un patrón ni del Estado, pero, si tuviese que serlo circunstancialmente, que lo fuese en cualquier cosa menos en hacer, sometido a un jefe y a un salario, las actividades creativas que más me interesaban y realizaban: escribir, dibujar y pintar. Viva la independencia total en cuanto a aquello que más felices nos hace.

Desde entonces, separé con cuidado en mi mente lo que son mis trabajos y mis actividades creativas: Trabajo es todo aquello que sólo haces por necesidad o dinero, o si no, no lo harias. Actividad Creativa es el puro placer de exteriorizar y dar forma a lo más auténtico que tienes para modelar, contemplar, disfrutar o dar, sin preocuparte si viene o no algo más a cambio después. Comercializarlo lo corrompería.

Dos personas más que ya son parte importante de mí, conocí en el Colegio Alba en 1989: Del primero no tengo una foto y ruego a quien lea ésto y la tenga, que me la envíe como mensaje a https://www.facebook.com/manuel.castelin.3

Se trataba del profesor de Historia del Arte del colegio, Don Carlos Priegue. Un solterón de gabardina que amaba apasionadamente el Arte Bello y que supo transmitirme aquella pasión suya por medio de su proyección de diapositivas y sus comentarios. Su clase fue para mí, sin duda, lo mejor de toda mi educación y jamás olvidaré el inmenso placer que me daba. Honra para él, buen profesor. Muy, muy agradecido, Don Carlos. Le amo, padre y maestro. Cuando llegamos al Renacimiento Italiano puso una diapositiva y dejó que la admirásemos un rato, sin presentarla ni hacer el menor comentario.
En aquel mágico momento, mirando aquel rostro de mujer y de diosa embeleZado (esto es, poseído por la Beleza misma), me enamoré de la Supramusa que desde entonces me habita dentro y me inspira. Nada más digo, pero podría escribir un libro sobre ella y todos mis cuadros son hijos de ella.

Por fin habló el profesor;  -Es "El Nacimiento de Venus", de Sandro Boticelli, de Florencia.- Y siguió explicando el cuadro y aquella época que marcaba, según él, el momento más esplendoroso de la Identidad Europea, al mismo tiempo en que su especial cultura comenzaba a extenderse más allá de lo conocido, plus ultra, hacia el mundo todo, aventurándose sus valientes por los océanos. Luego mostró otras obras renacentistas, pero yo ya sólo veía aquel rostro en todas ellas.
  
Don Carlos de la Belleza nos siguió mostrando las maravillas que los hombres occidentales habían logrado plasmar en Pintura o Escultura durante los siglos siguientes, hasta llegar a los postimpresionistas y a "La Noche Estrellada" de Van Gogh.

Luego puso en el proyector una diapositiva en la que se veían "Las Señoritas de Avignón" de Pablo Picasso, y dijo: 

-Y aquí fué donde se murió el Arte y la Belleza.- 

Con aquello, dio por terminado el curso dejándonos a todos deprimidos y sumidos en la desesperanza.

Bastantes años después, en uno de mis retornos a Vigo,  encontré a Don Carlos Priegue por la calle, todavía envuelto en su rancia gabardina de solterón, y lo saludé efusivamente, agradeciéndole mucho por todas las enseñanzas que me había transmitido. Cuando le conté que yo ahora era artista pintor, quedó deslumbrado de felicidad. Le invité a una exposición que estaba mostrando en la sala de la Caja de Ahorros Municipal de Vigo, en la calle Marqués de Valladares. 

Como todos los artistas, he evolucionado por distintas fases, que recorrían toda  Historia de la Pintura, reinventándolas y personalizándolas. En aquella época ya havía repasado todas sus fases figurativas y me decidí a explorar la Abstracción no figurativa, hallándola sorprendentemente fácil. Me recuerdo llenando las paredes y pasillos de nuestra enorme casona familiar de Policarpo Sanz 34, 1º de cientos de lienzos coloridos rápidamente resueltos. La verdad, era jugar con pura cocina de pinturas de esmalte o acrílicos mezclados y dar , al final, untoque con espátula o pincel sobre lo improvisado, para acabar de armonizarlo o para hacerlo más misterioso o sugerente. Pura artesanía. Hoy existen miles de vídeos en Youtube explicando todas las cocinas posibles que, en aquel momento, yo jugaba a inventar en mi casa.

 En mi exposición, en Marqués de Valladares, escogí, enmarqué y colgué los 24 más espectaculares.




El primer día  había visitado la exposición un nuevo rico que compraba "pintura inteligente". Era un hombre vulgar, sin cultura artística ninguna, pero siempre llevaba con él a su esposa. Si algo le gustaba a su esposa, decía él, era porque no podía tratarse de pintura "inteligente", ya que ella era tan vulgar como él mismo.  No compraron nada. 

Cuando había bastante gente, yo paseaba entre ellos sin llamar la atención, a fin de escuchar comentarios, fuesen positivos o negativos, como había hecho en mis exposiciones figurativas previas, que realmente gustaron a muchos. Pero, ante la abstracción, nadie se arriesgaba a expresarse, aunque todos miraban las pinturas como si fuesen apreciadores muy entendidos. Yo pensaba en el cuento del Rey Desnudo.

Don Carlos Priegue apareció en la primera hora de la tarde del día que me lo encontré, cuando todavía no estaba más que yo en la sala. Me saludó con un gesto y recorrió con la mayor atención, uno a uno y lentamente, cada uno de los cuadros. Cuando terminó, vino hacia mí, me dio la mano mirándome a los ojos y luego se fue para siempre. En aquella simple mirada me había transmitido su profunda decepción por el fracaso de sus enseñanzas. Yo había traicionado su concepto de la Belleza que era el de la más refinada Tradición Europea, y erraba por la descarada alienación de la pintura contemporánea, completamente desnorteada y sin sentido, profanando la Cultura con futilidades.

Sentí una enorme compasión por aquel hombre maravilloso y entrañable, pero yo ya habia exlorado los universos plásticos que él me descubriera y no podía volver atrás, intentando llegar a ser mejor Boticelli o Van Gogh que Boticelli o Van Gogh. Yo pensaba que había nuevas posibles galaxias por descubrir más allá de Picasso y de los Abstraccionistas (Plus Ultra, como dice el lema del escudo de España), y yo estaba dispuesto a navegar en busca de ellas en cuanto hubiese logrado traspasar con mis experimentadas realizaciones los últimos límites o Columnas de Hércules del espacio pictórico ya conocido. 
Y el interés por dejar atrás lo conocido para intentar descubrir lo nuevo, no me parecía que traicionase uno de los más valerosos ímpetus de mi linaje europeo, sino que lo continuaba, haciéndole honor, y lo actualizaba.
La abstracción fue una estupenda escuela de pintura para mí, ya que aprendí a crear armonías con los elementos puros de la pintura, sin contar ninguna historia. Incluso no ponía títulos, sino sólo números a mis obras. 

La verdad, todo eso es una bobada y no tiene nada de "pintura inteligente", igual que la mayor parte del llamado "Arte Contemporáneo absolutamente innovador". Equivale, en poesía, a componer un poema con puras palabras, comas, puntos y silencios, sin que nada de eso tenga ningún sentido, por ejemplo:


¿Vivo...?
Gemidos de placer,
gemidos de dolor.
Lluvia batiendo en el espejo
tic,toc,toc.

¿Vivo...?
Bellas palabras que nada
pretenden decir.
Qué bien que suenan juntas.


¿Innovador? ¿Desligado de nuestras raíces culturales?Apuesto a que ya nuestros tatarabuelos griegos y romanos jugaban estos juegos para divertirse, cuando estaban algo pasados de vino.
 s 

Mi casa en Vigo quedó llena de cuadritos experimentales que yo hice  explorando la abstracción. Puros efectos curiosos sin demasiado contenido. Hoy en día no les doy el menor valor y los aprovecho como fondos, para pintar encima de ellos cuando quiero iniciar un nuevo cuadro. 
Llegó un momento en que me aburrí de pintar simples decoraciones automáticas. Cada vez que me alababan mi contemporaneidad o, peor, me compraban un cuadro de aquellos, me sentía como el explorador europeo del siglo XV que cambiaba espejitos o cuentas de vidrio al pobre indio nuevo rico a cambio de sus pepitas de oro.

Yo comentaba con mis colegas que estábamos siendo cómplices de un mecanismo de alienación colectiva del público y de deturpación de nuestra tradición cultural pictórica, en la que los españoles siempre habíamos sido destacada vanguardia. Pero me respondían que un artista tiene que estar en línea con las modas de su tiempo, y que estas mierdas eran la moda de nuestro tiempo, como se podía ver en galerías, bienales, revistas de arte y hasta en las modernas academias de Bellas Artes. 

Mis colegas también se justificaban con aquellas frasecita de los surrealistas parisinos: Hay que "epatér le bourgueiis", lo cual a mi siempre me sonó a "hay que confundir y engañar al rico ignorante", farsa en la que Dunchamp y Dalí, y otros, demostraron gran talento. En el día de hoy, cincuenta años más tarde, la moda continúa siendo la misma, arte facilón de trileros, con una presencia mucho mayor de las nuevas artesanías tecnologías. 

Saltar de Europa para América del Sur me ayudó a salir de aquel ir en la corriente de una abastracción vacía, que allí nadie apreciaba. Lo interesante de la vida no son sus elementos puros, sino como se combinan en experiencias concretas de vivencia que conforman algo que se puede dsfrutar y contar. La abstracción pura era lo mismo que el puro todo o la pura nada. 

-Pero...Lo característico de la Pintura Contemporánea es que es pura pintura, sin literatura.- Me dijo un supuesto "entendido".

-¿Quién se arroga el derecho de definir eso? -Le respondí.- Mi pintura no puede dejar de ser contemporánea, porque yo no puedo evitar ser un hijo de este tiempo, y lo característico de mi contemporaneidad es todo aquello que a mí, en las circunstancias de mis días, me da la gana de poner en ella.-

-No es eso lo que significa "contemporáneo" para nosotros. -Respondió.- Puedes decir, si quieres, que eres un artista moderno, si pintas lo que te da la gana y si dices que perteneces a este tiempo, que conlleva todo lo que este tiempo trae del pasado... o te puedes llamar postmoderno, si ya has asimilado las vanguardias del presente y del pasado y ahora juegas libremente con una mezcla de todos los ismos.- 

-...Pero desde 1970, cuando "nosotros" (los que entendemos, quería decir), hablamos de Arte Contemporáneo, estamos refiriéndonos, conceptualmente, a un tipo de Arte completamente de hoy mismo, completamente nuevo, innovador, revolución cultural, sin referencia alguna a la tradición ni a los conceptos estéticos que aprendiste del pasado, sin raíces, ni en la tradición ni siquiera en los ismos de la modernidad, globalizado, sin otra identidad reconocible que la de su exclusividad en el momento presente. Incluso lo ideal es que ni tenga necesidad del lienzo como soporte.-

Habló ésto con absoluta seguridad, tal como lo hablaría un catedrático. Así es como es, no hay nada que debatir, o te enteras o no te enteras de lo que se lleva. O estás "in" o estás "out". 

Sin embargo, yo me quedé pensando que una vida puede ser bien larga y que hay muchísimo por descubrir y experienciar en ella, ya que es a nosotros mismos y a la Vida  a quien descubrimos como empresa vital para expresarlo en arte, sea cual sea el soporte, aunque sea un soporte tradicional. 

El qué expresar, el contenido, me parece más importante que el cómo expresarlo, el continente, el contenedor comunicacional, aunque lo admire. No puedo entender como tantos artisas se pasaron tantos años de sus preciosas vidas repitiendo las mismas aburridas nadidades o naderías que ya estaban hartos de pensar y sentir, por mucho que cambien a últimas tecnologías y conceptualismos sus medios y formas de expresión. 

Yo sí me aburrí al cabo de un tiempo de aquella etapa de abstracción pura y vacía, academicismo moderno políticamente correcto. A continuación de ella, seguía comenzando el cuadro como una pintura abstracta, pero, una vez conseguido, lo traía al mundo humano de lo concreto con un par de toques mínimos que sugerían algo a la imaginación, sin llegar a hacerlo explícito. Ahí, cada espectador, remataba con su imaginación lo descubierto en el cuadro, lo que lo convertía en un compañero de creatividad, y cada compañero creativo tenía su propio punto muy personal de vista.

UNA GRAN LECCIÓN DE LAXEIRO

Justo en ese momento en el que yo me planteaba el dilema de pintar lo que me diese la real gana dejando fluir lo que saliese de mí ... o adaptarme a los dogmas y exigencias del Arte Contemporáneo, regresé a Vigo y me encontré con el viejo maestro Laxeiro. Aquí voy a contar, cuando tenga tiempo, una anécdota suya bien reveladora.

Cuando conocí el mundo entrañablemente humano de América del Sur decidí dejarme de intelectualizaciones elitistas europeas y de reyes desnudos, de manera que apliqué lo aprendido a intenter hacer una pintura europea y actual que, al mismo tiempo, fuese latinoamericana, universal, atemporal y tan intensamente humanista como los latinoamericanos me parecían. Y sin renunciar a expresar mis mejores identidades o identificaciones escogidas.
Y en eso he estado, durante el resto de los años de mi encarnación, hasta hoy mismo. Y recorrí y exploré muchas islas del vasto Océano Sideral de Lo Ignoto, pero no creo haber llegado todavía a un nuevo Gran Continente, no he descubierto ningún mundo totalmente nuevo De hecho, ya ni lo busco.

 Sigo navegando sin prisa ni afán, es porque he llegado al pleno disfrute  de la navegación creativa misma, sin ansiar más la llegada a ninguna meta imaginada, lo que supondría el fin de mi caminada.  

...Que es mi barco, mi tesoro, que es mi dios la libertad. Agradecimiento y honra para mi maestro, Don Carlos Priegue de la Belleza.

"Yo no estoy en este mundo
para cumplir tus expectativas
y tú no estás en este mundo
para cumplir las mías.
Pero, si por casualidad, 
nuestros caminos se juntasen por un trecho,
eso puede ser hermoso".



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El laberinto de la vida se va llenando de monumentos imperecederos a cada uno de los grandes o pequeños momentos. La vida es la sucesión de estos monumentales momentos. Vivir von arte es ayudar a inmortalizar cada momento.

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La segunda persona de la que voy a hablar era otro interno del Colegio Alba como yo, vigués, pero enviado muy joven a Venezuela y después enviado de vuelta: Eugenio de la Cruz Silva.


Fue mi mejor amigo en aquel internado. Eugenio tenía  un inacabable interés por la filosofía, por la cultura en general, que complementaba con crítica jesuítica, provocadora hasta lo inaguantable, con un verdadero disfrute de la polémica por la polémica, atacando o payaseando con un humor gallego mordaz, mordiente y hasta tan chusco, que a veces se pasaba siete cuadras y aún resbalaba al final. No tengo reparo en escribir ésto de uno de mis mejores amigos, porque sé que a él le encanta tanto que le critiquen como criticar, siempre que sea de frente.


También podía transformarse totalmente y entrar en una  conversa profunda y sensible, cuando el Eu se calmaba y surgía el Genio. El Eu indiscreto y el Genio profundo, generoso y leal, me salvaron de la general intranscendencia del resto de mis compañeros y me dieron vida y alegría durante todo aquel curso.  Decía que quería ser Tribuno de la Plebe y acabó siendo un competente Graduado Social, que es, con frecuencia, casi lo contrario. 

Fuimos juntos al campamento del Servicio Militar en Figueirido en 1973  y de entonces es el retrato a lápiz que le hice cuando él tenía 23 años, a la izquierda. Te puse a la izquierda, como parecías entonces, aunque tú digas que eres de centro y pareces de derechas, igual que Albert Rivera. Bueno, qué importa eso con los amigos, viva la diversidad.

Hemos compartido muchísimas veces a lo largo de nuestras vidas en Galicia, Andalucía, Mallorca y Colombia, chocando a menudo  y perdonándonos siempre en poco tiempo. Es, prácticamente, el tío y padrino de mis hijos. Todo el cariño, hermano querido. Seguramente ejerció cierta influencia en mi elección de carrera universitaria, pues él ya la estaba estudiando y yo le pregunté.



LA SUPUESTA LLEGADA A LA LUNA EN EL 69



http://noticias.universia.net.mx/cultura/noticia/2016/07/20/1141957/mitos-verdades-llegada-hombre-luna.html
Sigue habiendo controversia si Neil Armstrong pisó la luna o el suelo de un estudio cinematográfico en ese año, mientras sus compañeros orbitaban. Lea, si quiere, el artículo del link encima.
HUMOR: https://www.facebook.com/bill.moore.353803/videos/1809214665810874/?t=12
Es una controversia semejante a la de si los europeos debieron abstenerse o no de explorar tierras desconocidas para ellos. Los competidores de USA, los rusos, jamás lo cuestionaron hasta ahora, y lo harían si pudiesen.
Pero a mí me parece que ya tocaba  dar un salto allá, viejo sueño de la Humanidad.  No importa nada si se encontrasen con que la Luna ya hubiera sido descubierta antes por supuestos extraterrestres o selenitas. Los sueños son para realizarlos. Pienso que el inmenso equipo de gente que intentó la hazaña (disponiendo de  ordenadores inferiores a los que maneja hoy día cualquier adolescente en su teléfono) dió sentido ampliamente a sus vidas. Pienso que valió la pena el gasto realizado, muy inferior al que se gastó en la misma época en guerras mezquinas y perdidas. Estoy convencido de que los astronautas, los que murieron y los que regresaron, debían ser tremendísimos héroes, admirables incluso si fracasaran. Honra a todos ellos. Y que la Humanidad dejará de ser ella misma el día en que pierda el impulso y la oportunidad histórica de ir más allá de sus aparentes límites, Espero que jamás suceda eso.
Yo sí guardo un documento relacionado con aquel evento. Un fragmento de una carta que envié a mi madre desde Lisboa, poco antes de ir a ver la película por TV en un bar. Nuestra generación y nuestra época será recordada por ese hito.

En estos años de 2018-2019 en que estoy escribiendo, los chinos están explorando con una sonda el Lado Oculto de la Luna. y otros países terrestres también planean hacer cosas por allí. Link



 GACITUAGA

¿Dónde andarás, querido amigo de juventud, genial Carlos Gacituaga? Te busqué sin encontrarte en Internet, quisiera reencontrarte, darte un abrazo y saber de tu andadura.

Gacituaga me parecía sorprendente, de tan natural que era. Tan sencillo, sereno y bueno  que,al contrario de todo el mundo que conocía, y que yo mismo, no necesitaba ninguna lucha para liberarse y asumirse. Era como si ya hubiese nacido completo y sólo tuviese que hacer crecer su cuerpo e ir tocando y sacando a la superficie, con curiosidad constante y con un cierto ingenuo asombro, cada uno de los muchos talentos que le venían de fábrica: dibujar, pintar, escribir, hacer poesías, tocar el piano y la guitarra... -"Bueno, ésto ya está aprendido, no era tan difícil. Vamos a por otra cosa".- Completamente surrealista, como su casi inexpresivo humor y sus reflexiones, todo muy fino.

Fue un gran privilegio conocerlo y disfrutarlo, hasta que la vida lo mandó a Barcelona, seguramente también de la manera más natural y yo comencé a girar mundo. La última vez lo visité en aquella ciudad, donde era profesor de química. Por la tarde-noche me llevó a conocer a su grupo de amigos y todos juntos hicieron una extraordinaria Jam Sesión de Jazz avanzado. Y todo para sí mismos, para su propio placer,sin ninguna pretensión de proyectarse externamente. Arte por el arte. Seguro que mi amigo no escribiría la palabra Arte con mayúscula. ¿Por qué yo sí la escribo? No hay que darle tanta importancia a nada.

MI HERMANA MARIGLORIA

Cuando bebé, mi hermanita lloraba tanto de noche que mi padre perdió la paciencia y gritó que iba a arrojarla a los perros de Kunne, el cónsul alemán, que los tenía en el patio de nuestra casa, trasero de su negocio. Apenas dos años mayor que ella, grité que no la tiraran, que yo la cuidaba. No la tiraron.
Mis padres se querían mucho y eran muy animados. Prácticamente salían todas las noches y nos dejaban con la niñera, así que yo hilaba continuamente historias que me inventaba para entretener a mi hermanita, y supongo que allí comenzó mi habilidad literaria, conversadora y hasta conferencista.



Esta foto corresponde a su presentación en sociedad, en el Casino de Vigo, junto con otras jóvenes debutantes, en la fiesta de Fin de Año y Año Nuevo 1969, y todos los miembros de nuestra familia nos vestimos de gala para acompañarla. Yo la saqué a bailar el primero. Estaba muy linda y radiante, y mi madre también. 
Mi hermana habría de estudiar posteriormente Derecho en Santiago y luego muchos más cursos y especialidades, hasta convertirse en la super-competente Inspectora de Hacienda de la Aduana de Vigo que es hoy, lo cual la llevó a vivir un tipo de vida diametralmente opuesta a la que yo escogí por mi mala cabeza. El tipo de vida que mi madre hubiese querido para mí, mira cómo son las cosas.
Casó con un caballero inglés de dos metros de altura, mi cuñado James, profesor y traductor de su lengua nativa, hombre muy formal, discreto y cariñoso, y también viajaron mucho juntos en sus vacaciones. Una vez me dió la alegría de aparecer de repente por la Playa del Francés, Alagoas, Brasil, donde habíamos construido una cabaña, a falta de encontrar alojamiento en el pueblo, porque habíamos llegado con la temporada turística comenzada. Cuando mi madre entró en una ancianidad dependiente, ella la cuidó hasta que yo vine a hacerme cargo.


SERVICIO MILITAR


Después del campamento en la montaña de Figueirido, me enviaron a una división de infantería aerotransportada en planeadores, con base en el cuartel Isabel La Católica, que ocupaba las instalaciones de lo que hoy es el Parlamento Autonómico Gallego, en Santiago de Compostela.



Fuera de disfrutar de esa mágica ciudad siempre que podía escaparme (me escapaba cada vez que podía), y de que volamos muy bajo sobre la bella Galicia en unas maniobras en las que soltaron nuestro planeador cerca del aeropuerto de Vigo, el resto de mi período militar fue un maldito secuestro, que sólo alivió la cercanía de mi amigo Carlos Gacituaga y de algunos otros y otras en la ciudad. ¿Qué habrá sido de tí, mi primer amor de Santiago? Que tu fuego se mantenga siempre.

Aprendí allí la diferencia entre un milico y un guerrero. Un milico está ciegamente dirigido por la disciplina y la obediencia al mando. Puede convertirse en un autómata y, fácilmente, en un canalla por cuenta de otros. Un guerrero, en cambio, tiene su autodisciplina, pero no es guerrero si se deja dirigir ciegamente, y sólo obedece a su propia consciencia.

HIJOS DE...ALGO EN COMPOSTELA
El último intento de mi madre por hacer de mí un señor según sus cánones, fue mandarme a estudiar Graduado Social a Compostela, consiguiéndome como residencia estudiantil la Caserna de Fijosdalgos, quienes eran, salvo una honrosa excepción, la peor mafia de nobles y caciques más innobles e impositivos, con la que me mantuve en irresoluble conflicto. 

(Conflicto en ocasiones muy activo, beligerante y desigual, en el que tuve que defenderme duro de verdaderas canalladas. Honro la hidalguía del conde lugués Octavio Cancio, el único veterano de la Caserna  que vino a sentarse junto a mí, cuando toda aquella facha mafia nobiliaria me hizo un hostil vacío, por negarme a someterme a su vergonzante ritual de iniciación al vasallaje.)

Se trataba de plegarse o no plegarse a esa forma de vasallaje feudal que, modernamente, se llama caciquismo o clientelismo, sistema de poder que exigía ponerse a las órdenes del mono Alfa de la manada y sus esbirros. Favor por favor y pleitesía. Mucho más tarde, en Río de Janeiro, un paisano gallego, amigo muy querido,  me ofreció lo mismo si quería medrar en la capital carioca, y tampoco quise. Mejor ser un viajero que entrar en el juego de poder de una tribu, por mucho que yo ame a mi tribu. Pero, al menos, no me hostigaron por no querer.

Un mes antes del examen de fin de curso me largué de aquel antro compostelano, de aquella carrera y de aquel tipo de vida en compañía de otro estudiante a quien su padre había desterrado de Madrid, por anarquista.
Juntos cruzamos Europa en auto-stop.

En París  conversé con otro español mayor que yo que me preguntó por mis ideas políticas. Por entonces, yo no sabía nada de política, sólo que repudiaba completamente el régimen franqusta en el que me había criado y que sus mayores enemigos declarados eran los comunistas, anarquistas y masones.

Tenía la vaga idea de que los masones eran algo muy escondido y oculto y no podía tomarme en serio el anarquismo, por la falta de coherencia de mi compañero de viaje, que se decía anarquista pero que claramente se me había revelado como un niño de papá caprichoso, llorón y rebelde, sin ninguna idea clara de como construir un nuevo modelo de sociedad. Así que respondí que era comunista.

- ¿Qué tipo de comunista? -Me preguntó el hombre, soltando una lista de por lo menos cinco o seis grupos de siglas comunistoides diferentes y enfrentados entre sí.

-¿Tan divididos están? -Pensé yo.- Entonces es que tampoco pueden ser cosa fiable.- Y no supe que contestar, sino: "Comunista del pueblo común unido". 

Por la mirada de desprecio que el tipo me lanzó me di cuenta de que tal concepto era totalmente imposible y hasta idiota y que yo era más ingenuo que Mafalda. Él tenía razón: con los años me fui dando cuenta de que en ningún país, ni en el más oprimido, existía unidad del común contra las cúpulas dirigentes de élites de cualquier signo que manifiestamente manipulaban y explotaban  a sus dirigidos. ¿Qué es el pueblo? ¿ Los que hablan la misma lengua que yo? ¿LOS QUE CONOCEN LOS MISMOS CUENTOS INFANTILES QUE YO? 

-Tu pueblo son aquellos que tienen la misma clase social que tú, en todo el mundo. Ese es el pueblo.-Me dijo el comunista.- Los demás son lobos explotadores de tu clase.-

¿Qué significa clase social?¿Los que tienen tan poco grado de poder como yo? ¿Los que tienen tanto miedo como yo? Si hay lobos viviendo de la caza es porque hay muchos borregos, porque cada borrego tira sólo para su propio lado y los que tienen tanto miedo como él, le siguen. Los lobos cazan a muchos porque saben que clase es sólo circunstancia cambiante y bastante previsible en su cambio.

Hoy en día ya no utilizo más la palabra "pueblo" de una manera tan excluyente, clasista y maniquea. Mi pueblo es mi gente tal como es, los que llevan mis genes y hablan las lenguas celtibéricas todas, ricos y pobres, urbanos y rústicos, toda la gen, la gente, de cualquier identidad que se revistan, buenos y malos y regulares, o buenos hoy y malos mañana, según las circunstancias que nos aprieten, para volver a ser buenos cuando nos acordamos de serlo.

Llegamos a Suecia, que en aquel momento presumía de ser el país más libre y avanzado del mundo, una sociedad del bienestar perfectamente capitalista, pero que redistribuía la riqueza económica que sobraba al modo socialista. Atención a este link En Suecia, posteriormente, hubo un reajuste absolutamente necesario, se salió de la dicotomía "o libre mercado o estatalización", y actualmente es un "capitalismo del bienestar"

Lo más notable de aquella socialdemocracia modélica que conocí, en lo que a mi edad más me interesaba, era que, al contrario que en mi país, era sumamente fácil tener relaciones sexuales libres y exclusivamente corporales con aquellas bellas vikingas, pero que la mayoía de los suecos, mujeres y hombres, tenían pavor a envolverse emocionalmente con otras personas. 

Mis amigos nórdicos, también los varones noruegos y daneses, sentían que vivían en un matriarcado que les había relegado a la condición de hombres-objeto y ciudadanos de segunda clase, tolerados porque seguían siendo trabajadores, proveedores y consumistas, pero siempre sospechosos ante la sociedad de ser unos machistas patriarcales y violadores en potencia. 

Vivían controlando cualquier cosa que decían antes de decirla y el alcoholismo era su única manera e escapar de aquella autorepresión que les causaba un enojo y una angustia existencial permanente, a causa de la baja autoestima a que quedara relegada la masculinidad en la que habían sido criados.

Fue un adelanto para mí de la ola de guerra de géneros fomentada por la Nueva Izquierda para conquistar el voto de la población femenina que pocos años después también invadiría España, en cuanto accedió a la democracia y al socialismo. 

Tras conocer aquello y la Comunidad Christiania de Kopenhague, que parecía una alternativa de izquierda humanista frente a la izquierda fría y deprimente del archicontrolador estado sueco, donde la espontaneidad y hasta el sentido del humor estaban mal vistos, regrese a España y tuve el privilegio de iniciarme  en una comuna hippie en Canarias, fundada por los activistas  Alfredo Embid y Miriam Álvarez de Sotomayor.

(Sí, una descendiente de Pedro Madruga, que parecía un hada céltica o princesa hippie. Pedro Madruga de Sotomayor. para quienes no lo conocen: el conde que luchó fieramente  todo lo que pudo para salvaguardar la independencia medieval de los últimos feudales gallegos contra el centralismo renacentista de los Reyes Católicos). Encontré mucho en Internet sobre los trabajos y luchas de Alfredo Embid y sobre su muerte anunciada. ¿Que habrá sido de tí, bellísima Miriam? Gracias por vuestra existencia. Te dedico esta canción gallega ancestral, la primera que suena. Viven por siempre los magos cósmicos.

Dejo aquí unos links con algunas de las músicas que se escuchaban entonces en aquella comunidad, músicas inspiradoras de una soñada Nueva Era  que aún eran casi desconocidas para la mayoría de los jóvenes de la península, y que servian de fondo inspirador para nuestros Magical Mistery Tours nocturnos en dos o tres autos llenos de chicos libérrimos y chicas hermosísimas por las cañadas del Teide o por las playas y el faro situados ante el acantilado de Los Gigantes. En verdad, lo mejor de aquella época tengo que callármelo.

JETHRO TULL: AQUALUNG     Living in the past   oye esta

BO HANSSON : MAGICIAN'S HAT 

King Crimson: Lizard 
Frank Zappa: Su Mejor

Un gran salto de mi mentalidad se produjo al conocer a aquella gente tan distinta y tan genial. Me pareció que había crecido quemando etapas  a toda velocidad e intensidad y que jamás podría volver a encontrarme bien como pez de pecera. Me abrí allí a la percepción psicodélica.

Por mi buena estrella, mi primo canario, José Ramón, fue quien me inició a todo aquello, y mucho se lo agradezco. Yo navegaba en el ambiente mágico y grupal de la comunidad, de la cual no era un miembro, sino un"externo encostado" en un lugar muy abierto y permisivo, vivenciándola como un ingenuo alienígena que descubre un nuevo mundo.Sobre todo, navegaba sobre la sentida vibración de aquellas músicas y conversas, llenando cuartillas con dibujos absolutamente fluyentes que llamé en Inglés, en exposiciones en el extranjero, PSICODRAWS o PSICODIBUJOS.



Éste, arriba, fue mi primer psicodraw en la Comunidad de Las Mercedes. Ya está deteriorado por la humedad, los trazos son algo erráticos y convulsivos y sólo tiene valor como curiosidad sobre cómo es que la mente funciona. Mi mente proyectaba previamente las figuras imaginadas sobre el papel y yo no tenía más que calcar la leve proyección con mi rotulador de punta fina, para entintar la línea mental y materializarla. Vea, abajo, una sección en detalle. 

Pasé así esa primera vez lo que me parecieron horas o un espacio atemporal, sin casi levantar el marcador de la misma cuartilla. No vovió a repetirse la percepción nítida de proyecciones mentales en líneas nebulosas, aunque seguro continúan de forma subconsciente. 

En este otro psicodibujo arriba, nervioso pero seguro, rapidísimo, extraordinariamente intuitivo y espontáneo,yo iba girando el papel y descubría una nueva perspectiva donde unir las líneas anteriores para crear una nueva escena  múltiple. Giraba de nuevo, y lo mismo, y así los cuatro lados. Cuando ya todo estaba lleno de figuras concatenadas, seguía pintando nuevos universos figurativos dentro de ellas. Abajo, sección girada.







Multidimensionalismo en el eterno presente. La visión opuesta a la unidimensional del ciudadano "square", cuadriculado, que defínían tanto el filósofo Herbert Marcuse, como los comix underground en inglés de Robert Crumb y de los Freak Brothers apilados en el salón principal de la comunidad, que me encantaban con su megaexpresiva informalidad y, seguro, me influyeron.


Uno de los allegados a la comunidad desprendía un aura tan agresivamente impactante que yo le llamaba Suso Eléctricus. Arriba, un retrato energético suyo, que trata de expresar la vibración que me llegaba de él. Yo le doy un gran valor a este dibujo, más que el resto de los psicodraws de esa época que tengo, y nunca lo quise vender, aunque me insistieron mucho, con tres buenas ofertas de un psicólogo y de dos coleccionistas. No recuerdo si te lo enseñé, amigo Suso Eléctricus.Te mando un abrazo y mi deseo de que hayas vivido una buena vida desde entonces. ¿Qué habrá sido de aquella amiga nuestra? Dedico a su recuerdo una canción de la tierra suya y de la mía. 

Yo viví el último tiempo de las utopías del siglo XX. Una utopía es un sueño colectivo, un cuento motivador, un relato imaginado de posibilidades estratégicas, un proyecto, una antigua esperanza de superación, un ideal que se convierte en ideología.

Una ideología es casi una religión, una creencia que te guía a realizar lo que aún no fue realizado en ningún lugar, una tentativa. Hasta el último momento de este paneta habrá gente soñando con una nueva era, un plus ultra, un nuevo mundo más allá del horizonte visible, un paraíso de fraternidad sobre la tierra, habitado por un tipo nuevo de hombres y mujeres que consiguieron hacerse mucho mejores que los que ahora conocemos.

Esa era la idea bella, maravillosa, de la Utopía. "Sed realistas, aspirad a la Utopía" fue un lema para las mentes más creativas de mi generación. Pero, mientras unos la buscábamos tratando de desarrollar pequeños núcleos de convivencia social de diferentes intentando encontrar juntos las fórmas más armónicas, democráticas y pacíficas posible, incluso amorosas, para conseguir la fraternidad soñada, Otros se embarcaron en buscarla de una manera eficiente, científica y desprovista de sentimientos.

 El siglo XX fue el de la "Ingeniería Social" a gran escala, sobre todo apovechando la confusión de los períodos de guerra. Lo que llevamos del Siglo XXI parece ser su refinamiento y su sofisticación, ya que el intento está enfocado ahora, sobre todo, en la adoctrinación y reeducación de las mentes durante períodos de paz dividida y conflictiva, para adaptarlas a la convencida realización de los proyectos totalitarios de los ingenieros sociales, quienes trabajan, fundamentalmente, sobre el cultivo y desarrollo de ideologías que lleguen a normalizarse y a imperar como el "Pensamiento Correcto" de la gran masa de ciudadanos del sistema.



¿Qué habrá sido de todos aquellos fantásticos compañeros? ¿Qué habrá sido de tí, Ángeles, mi amor canario? 
Gracias, CZ, CA, EA, KN... Gracias entrañables a todas las mujeres maravillosas que me amaron en mi primera juventud, muy especialmente a las que me fueron enseñando como se debe y no se debe amar.

Tiempo después, viviendo en Málaga, me atreví a pintar y comenzar a exponer cuadros a pincel sobre lienzo y a todo color. 

Al principio mi temática era la belleza externa de la mujer y, muy especialmente, lo que de ella se presentaba ante mis ojos de hombre joven como gracia y seducción. 

La historia de la Pintura esá llena de desnudos femeninos tratados de distintas maneras. Era algo muy gustoso de pintar, que además le encantaba al público masculino y donde cualquiera podía opinar sobre el valor de la obra. Bien dibujado o no, bien colorido o no, bello o no. Sin embargo, no era fácil de vender, las señoras no querían colgar un desnudo femenino en las paredes de su casa.
Ésta, arriba, y la de abajo, una maternidad hippie, son dos acuarelas grandes que aún tiene mi madre en su dormitorio. Se me daban bien las figuras en acuarela pero no me dediqué a ellas mucho tiempo: el papel me parecía un soporte muy frágil y perecedero y decidí seguir pintando sobre lienzos. Con lo que había aprendido, preferí pincelar con acrílicos sobre la fluídez del agua, mejor que con el pesado óleo, lento en secar y que dejaba oliendo toda la casa.

En una de aquellas vueltas a Vigo, cuando me encontré con Laxeiro en Vigo y le dije que había hecho mis primeras exposiciones, se alegró mucho y  me pidió que dibujase una figura sobre una servilleta del Café Goya, curva a curva, rápidamente, sin darme tiempo a pensar, sin casi levantar el bolígrafo del papel, hasta terminarla.

-¿Ves?- Me hizo observar- Te fue muy bien hasta que llegaste al tobillo: ahí vacilaste. Le falta en ese punto a la línea la misma fuerza segura con la que venía desde arriba. La gracia y la vida (que la da expresar con armonía el movimiento), está en la fluidez suelta, convencida, sentida y continua de tu trazo, sin vacilación alguna.-

-Vacilé porque aún tengo problemas con la anatomía.- Reconocí.

-¿Anatomía? -Dijo él, sonriendo con retranca- yo no tengo ningún problema con la anatomía. Yo creo mi propia anatomía.-

Aquellas palabras fueron una revelación para mí. Me abrieron el portal de la creatividad contemporánea. Yo no tenía que sufrir intentando imitar a la perfección la realidad natural aparente que se presentaba ante mi ojo externo. Yo tenía la libertad de crear mis propias realidades vivas con mi ojo interno, siempre que jamás dudase de mi poder creativo.

-Eso es- Me confirmó el maestro.- Y la vida que le transmites a tus formas, las hagas como las hagas, es tu propia vida. No puedes vacilar en ningún momento del pase mágico de esa transmisión, o tu creación abortará. Artista tiene que ser valiente, fluir en lo que siente que sabe, confiar en sí mismo.-



Tras aquello, y tras comprobar que todo mi mundo dependía de lo que yo pusiera en mente, poco a poco, fui fluyendo en busca de la expresividad interna de mis modelos, hasta que me dejé de modelos afrodíticas.

 Porque finalmente, más allá de lo aparente y concreto, descubrí que la Realidad Integral y la Pintura Misma, me ofrecían un vastísimo universo plástico que explorar con la imagina-visión, en muchas posibles frecuencias interpenetradas. 

-Tienes que poner todo tu ser en lo que pintas. -Me decía Laxeiro- Es la única manera posible de darle tu vida a lo que estás creando. Pintar tiene que parecerse a un acto sexual. Concentrarte en sentir hasta el fondo de tu ser lo que sientes en el justo aquí y ahora, tal como cuando estás follando, y darle ser y forma a lo que estás engendrando, con la totalidad de tu propio ser.-


-¿Y el color?-Pregunté.

-Toda la pintura está en el juego de los claros y oscuros, el blanco y el negro y sus tonalidades de grises intermedios, que marcan la tónica emocional  de lo que estás expresando. -Respondió.- El resto de los colores sirven para matizar de forma más o menos precisa o sutil el tono y la temperatura de tu abanico de sentimientos. Yo los he usado, casi siempre, en toques breves y mezclados, para dar algo de matiz a las tierras y a los grises, tal como hace la naturaleza sobre los penedos rústicos de Galicia.-


Conseguí una casa rodante y con ella volví a Escandinavia. Presenté, en una galería de Dinamarca, país que me gustaba mucho, tal vez por opuesto a España, cuadros como el que se ve en la foto de arriba, que giraban sobre un eje central clavado a la pared, ofreciendo múltiples perpectivas. Si un cuadro es armónico, tiene que serlo desde cualquier ángulo a partir del cual lo mires. La foto que ven estaba muy deteriorada.


Desde entonces, yo creo que, más que por el Arte (que mucho tiene que ver con las modas, conceptos y teorías culturales contemporáneas),me intereso por el fenómeno mismo de la creatividad mental concentrada y meditativa hasta conseguir entrar en una fluyente percepción atemporal de la Realidad Multidimensional que disfruta intensamente el proceso, más que su resultado final. 

Sumergido en ese proceso, que también sucede al escribir o modelar una escultura o un jardín, uno se siente pleno y enamorando con un super-yo interno, omnisciente e inspirador, seguramente aquello que los artistas antiguos llamaban La Musa, a la cual yo he pintado muchas veces. Realmente, cierro los ojos, pinto sin pretender nada... y me salen Anunciaciones.



UNIÓN EUROPEA


BERLÍN


Más tarde, viví el alzamiento del barrio de Kreutzberg  en Berlín Occidental, tras Reagan venir a hacer el paripé del Mundo Libre al Charlie Point una vez más. El supuesto Mundo Libre Occidental era tan hipócrita y manipulador como el otro supuesto Mundo Libre que yo había conocido en una visita al pacato Berlín Este. Creo que en Kreutzberg debió forjarse la canción "In the Wall"de Pink Floyd. No he visto que alguien  registrase aquel evento en internet.


Los anónimos alzados de aquel barrio de frontera entre ambos bloques coronaron sus edificios con banderas anarquistas rojinegras. había asambleas todo el día en alemán e inglés. 
Yo vivía en la Calle de la Roca del Halcón, que sonaba aún más bonito en Alemán, Kreutzberg  era el barrio de los emigrantes turcos y de la gente joven con poco dinero. Eran las calles más animadas de Berlín. Cuando yo quería ver alemanes tenía que ir a los centros comerciales.
Algunas noches, volviendo a casa, cambié prudentemente de acera. En aquella esquina se apostaba a veces un grupo de punkies empenachados como mohicanos, esperando que pasase un turco desprevenido.

Kreutzberg era como una cuña del Berlín Capitalista entrando en el Berlín Comunista, el primer barrio de Europa a convertirse en campo de batalla en caso de que la guerra fría se calentase de repente.

Éramos muchos los extranjeros completamente  entronsados con la gente del país, hablamos mucho, mucho. Tuvimos claro que no queríamos estar ni "dentro del muro" ni en ninguno de los dos lados ideológicos del muro. Queríamos subirnos al muro de cualquier dualismo maniqueo para volarlo, o bien volar desde él hacia la unidad sin límites.
Este cuadro " El Ayudador", lo tiene mi viejo amigo, el vigués Eugenio de la Cruz, en su despacho de Mallorca: quise pintar el espíritu de la Nueva Era, esta vez un Aquarius en forma femenina, que desciende al mundo para renovarlo, a través de la Puerta Interdimensional que yo imaginaba sobre las Islas Cíes, en la entrada a la Ría de Vigo.

Pasé el resto de mi vida volando sin límites de un continente a otro. 
Milité entre los historietistas del primer Cómix Underground Español, publicando en la revista “Bazofia”, que se editaba clandestinamente en Madrid,  antes de hacerme pintor.

Escogí como nombre artístico Manuel Castelin, recordando el castillo de San Servando en Toledo, donde me hice un guerrero, y el que figura en el escudo de mi ciudad junto a un olivo. 

(Elementos simbólicos: El castillo y el olivo de Vigo, la banda azul diagonal de Galicia y la cruz precolombina de América, flanqueada por el rojo de España, los gallegos del norte integrados a los reinos centrales y orientales de la península, y por el verde de Portugal, los gallegos del sur, que prefirieron crear un destino independiente, ya que tuve el privilegio de poder ser puente entre las dos culturas universales ibéricas en el Brasil.)


NUNCA TUVE MORRIÑA O NOSTALGIA.
Soy un hombre, como todos, con muchas identidades, unas más colectivas que otras. Hay un Manuel vigués, y un Manuel gallego. Y muy español, y luso, y europeo del Sur, latino, y Europeo del norte, celtas y vikingos, y occidental, pero amando Oriente, y Latinoamérica y el Brasil, aunque, por encima de todas esos ropajes de mi ser sin nombre, de mi identidad real, aquel disfraz mental con el que más cómodo me siento, es el de hijo de Gal, que es lo mismo que de Gaia, hijo de la Tierra. El resto de identidades es ilusión, y en la Tierra tengo mi territorio natal. Aunque toda la tierra y sus planos o universos paralelos son mi territorio de vivencia. No existen fronteras para la mente.

 Siempre viví en mi propio territorio, con el poder de mi imaginación, siempre, aunque nomadear formase mi naturaleza. En el pasado, mi consciencia navegaba en el navío imaginario "Aguia".

Posteriormente fui simplificando y mejorando el diseño, hasta revestirla de la Cibernave Galartia, que contiene también mi Museo Virtual en proceso, con sus páginas en Español y algunas, si hubiese tiempo, en Inglés. Tu hogar es un constructo mental.

 https://castelinsentido.blogspot.comhttps://castelinsentido.blogspot.com/
Nunca tuve morriña porque siempre he sentido mi hogar virtual como una nave galáctica que tiene como base de referencia o raíces un castillo ancestral imaginario en Galicia. 
Naturalmente, el castillo no está fijado en tierra, como el de Pedro Madruga en Sotomayor(eso sería muy aburrido y húmedo), sino que flota sobre la atmósfera de la Ría de Vigo, generalmente camuflado entre las nubes o invisibilizado oescondido entre los bosques de carballos vecinos y, a veces, se va a dar una vuelta por las otras rías hasta Finisterre, Compostela, el norte de Portugal, el Cañón del Sil, las montañas del Caurel o donde le pete al piloto, un castellano gallego que fala pouco, pinta muito e escrebe en Galego ou Portugués.
(Para quien no conozca esta palabra, "morriña" significa el especial sentimiento de nostalgia, una quemazón en el alma, que se dice que los gallegos sienten lejos de su matria, de su tierra-madre. Yo no podía sentirla por tres razones: porque me integraba a pleno interés y gusto en cualquier tierra que me acogiese; porque sentía que donde realmente un humano vive es en su propa mente, y no en la tierra; y porque en mi mente la Tierra-Gal con su santuario  Galicia estaba siempre tan presente como todo el resto del universo que consideraba "mi" universo. El nacionalismo es una exacerbación, a veces patológica, a veces necesaria, de nuestra autoidentificación con apenas una pequeña parte de nuestro ser universal. Nuestra autoidentificación de cada momento y circunstancia amplía o contrae nuestra mentalidad, tal como el objetivo de una cámara.)

Cuando yo andaba por ahí y me preguntaban cómo eran los gallegos, solía venirme a la mente mi amigo Alberto, que, para mí, era el Gallego Arquetípico, caracterizado por una sorna aguda y atrevida, pero mantenida con fina disrección en el punto medio, para ser divertida y picante, pero sin ofender. Un tipo de humor hecho de sobreentendidos no muy visibles que muchos pueblos tienen, pero que en Galicia se hace especialmente laberíntico, estando la gracia  en lo que no se dice, en lo que hace pensar, revelando un poco la absurdidez de todo, nosotros mismos incluídos. Un humor anárquico.

Alberto, por ejemplo, me decía que, cuando se encontraba con un nacionalista un poco pesado en la exposición de su ideología (una disidencia controlada más), se lo quitaba de encima  mirándolo directo a los ojos y diciéndole con sorna firme: "Yo no necesito ser nacionalista. Sé muy bien que soy gallego", zás, mágico, la esencia hablándole a la exageración de sus simbolos. El nacionalista se desinflaba enseguida y se quedaba pensativo.

El pintor Laxeiro era otro gallego arquetípico, bien sornudo también, Alberto regentó por bastantes años un conocido bar y restaurante en Vigo; Cuando Laxeiro se encontraba a punto de almorzar con Lala, su compañera en la época, se presentó de repente un pesado reclamándole un cuadro que había encomendado. No hubo manera de quitárselo de encima o que fuese a por el cuadro al estudio en otro momento más oportuno. Laxeiro dijo, finalmente, que iba por el cuadro, que ya estaba hecho, y volvía, que fuesen tomando un aperitivo.

Demoró poco más de una hora. Entregó el cuadro al pesado y le dijo -Toma. Paga la comida.- y se desentendió de él hasta que el cliente se marchó y los dejó tranquilos.

-No vayas a decirle a nadie que se puede pintar un cuadro mío en una hora.- Pudo oír Alberto que le dijo entonces, con sorna, a Lala. Y ambos se dedicaron a disfrutar de la comida y de la paz.
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VIDA NORMAL Y CAMINO DE SANTIAGO

Yo había vivido una primera juventud tan fuera de lo común que, de repente, me entró una verdadera necesidad de conocer la vida llamada "normal", así que me casé con una chica sin pensarlo mucho ni avisar a mi familia y busqué un trabajo como dibujante-presupuestador de una cadena de tiendas de decoración. 
Cuando me iba mejor, me ascendieron y me mandaron a la tienda principal, que era en un sótano, por lo que dejé de ver el sol. Entonces mi trabajo se volvió tan sin sentido como mi matrimonio, y acabé pidiendo a mi jefe que me hiciese un despido improcedente, a fin de poder cobrar el seguro de paro durante un tiempo.
-Qué piensa hacer durante ese tiempo?-Preguntó él.
-Quiero ir a vivir al campo.- Le dije- Pero soy de ciudad y no sé distinguir a una lechuga de un repollo, así que quisiera estudiar antes en una escuela de agricultura.- 
-¡Pero hombre!-Me respondió asombrado- ¡No puedo imaginar a un tipo como usted en el campo!

No obstante, ante mi terca insistencia, me concedió lo que yo quería y cursé dos años en la Escuela de Capacitación Agraria de Orense, tomándomelo con tanto interés que en el primer año ya había estudiado los dos, por lo que comencé a pintar cuadros y a interesarme por la Agricultura Orgánica, que era una revolución que estaba apenas empezando. En las vacaciones me fui hasta la Provenza francesa, para conocer a Jean Pain, uno de los maestros alternativos. Al regresar, lo hice a pié, siguiendo el Camino de Santiago y siendo enseguida flechado por su poderosa vibración, que remite a cualquiera que sea sensible y profundo a la verdadera espiritualidad, a la búsqueda personal intuitva y evolutiva, más allá de la cáscara de tradicion religiosa con la que se fue revistiendo al sendero.   

Aquella meditación en movimiento me hizo tomar la firme decisión de liquidar mi matrimonio y mi vida burguesa definitivamente, dedicarme a la vida de artista y vivir libre, continuando el Camino de las Estrellas mundo adelante y residiendo en el campo cada vez que pudiese.

BEMPOSTA



Terminada mi carrera y mi matrimonio, me volví a encontrar con mi antigua novia, Fátima, que había estudiado agronomía,y ambos aplicamos lo que aprendimos creando como voluntarios una huerta del tamaño de un campo de fútbol para la Ciudad de los Muchachos de Orense en la finca Bemposta, dirigida por el famoso Cura Silva, un maestro en el arte de la rebeldía constructiva, un artista de la vida. Honor a él. A la izquierda, arriba, su retrato. Los muchachos dejaron que se les secase la huerta que les habíamos hecho y allí se acabó mi carrera de agricultor y me dediqué a recorrer el mundo como pintor, lo que me alejó de la querida Fátima.


Siempre que escogí las montañas para vivir no dejé de pintar en las paredes de mis casas  el mar y un atardecer tras las Islas Cíes, el portal interdimensional que  comunica a mi alma con la Negra Sombra Original.
PROPUESTA EXPO ISLAS CÍES

Ahora que regresé a Vigo, lo que más me apetece pintar son muchas escenas multidimensionales con el Portal de las Cíes como tema, a plena imaginación, colorido suelto y técnicas libres. Aprovecho este blog para solicitar a alguien que disponga de un gran salón de entrada pública y frecuentada con vistas a las islas, un restaurante o bar preferiblemente, que me preste sus paredes para hacer una exposición de  tres o cuatro meses durante el verano, llevando un porcentual del 15% sobre las posibles ventas, más un mural de regalo enmarcando sus ventanas y otro haciendo atrayente su entrada, si me colabora en una buena difusión del evento. Disponiendo de un local adecuado, yo podría preparar la exposición como es debido en los tres meses previos. Contacto: mensaje escrito al móvil 682 26 31 76. No atiendo llamadas de voz de desconocidos.

Antes de lanzarme a exponer pinturas, le dí mucho al dibujo explorando múltiples formas de expresión. Encontré, finalmente una forma de expresarme contundente, un mínimo de  espatulazos, a los que lamé "Acuchillados", una forma suelta y punzante, como mi caráter, muy bien expresado por este acuchillado, "El Animoso"
Este tipo de dibujo me sirvió para impartir varios cursos de Inicio a la Creatividad Plástica, en los que enseñaba a mis alumnos a dibujar 25 acuchillados en una hora, a pleno y auténtico carácter.
  

A principio de los 80 pasé de dibujar, que es como hacer música con un solo instrumento, a pintar a color con acrílicos, que es como dirigir una orquesta. Como primerizo, tal como todos los pintores han hecho siempre, pinté de esa manera que se suele llamar realista o fotográfica, y más tarde impresionista, los paisajes que más me enamoraban o la belleza de las mujeres que iba amando.

Después fui despersonalizando ambos temas  para salir de lo concreto e ir a lo arquetípico, prestando cada vez menos atención a la realidad externa y explorando preferentemente los elementos expresivos esenciales de la Pintura: gracia de la forma en la composición, impacto luminoso y colorístico, soltura de trazo, espontaneidad...
 Y eso es lo que se pretende en la "Venus Transparente" de la izquierda. 

Allá por el 1981 lo disfruté yo, pintándolo. ¿Quien lo disfuta hoy contemplándolo en su propio espacio? ¿Tiene el marco que se merece? Mándame su foto enmarcado y colgado en el lugar donde lo tienes y te contaré, sólo para tí, toda la historia de ese cuadro, que comenzó en Málaga.
https://www.facebook.com/manuel.castelin.3



Mucho me he sorprendido al enterarme cuantas veces cambió de dueño un cuadro que salió de mí hace 20, 30 años.  En los últimos de su vida, Laxeiro me decía que recompraba  cuadros suyos antiguos que estaban en manos de quienes no sabían apreciarlos, perlas arrojadas a los cerdos, decía. También que, a veces, regalaba a un conocido  o conocida  un pequeño dibujo que había pintado en una servilleta de un bar, y lo regalaba sin firma. Si veía que el conocido-conocida lo doblaba en cuatro y se lo guardaba en el bolsillo, adiós muy buenas, desconocido-desconocida. Mi madre tiene uno de esos. Cuando Laxeiro lo vió en su casa, dignamente enmarcado, lo sacó del marco y se lo firmó con una dedicatoria. Tesorito. ¿Por lo que pagarían por él en el mercado? Eso es muy caprichoso, la inmensa amayoría de las obras que las galerías ofrecen hoy por precios absurdos no tendrán el menor valor de mercado en menos de cien años. No, tesorito para quien lo recibió, porque guarda e irradia toda la energía de la persona genial que conoció. Vaya si la irradía.

Hice amistad en cierta isla con un galerista de alta cultura y muy buen gusto. Compraba una casa campesina, la arreglaba con su eequipo de bien escogidos oficiales y con materiales de construcción que rescataba de edificios en ruinas con muy buen ojo. Conseguía vigas y tejas viejas para los tejados, a fin de que no pareciesen nuevos, colocaba en alguna fachada un escudo señorial de piedra desgastada y, finalmente  vendía muy caro el palacete en que había convertido a la modesta vivienda.

Un día me llevó a ver su propio palacete en el campo y yo me admiraba, a cada paso, de lo que había conseguido hacer, tanto como de los numerosos cuadros y esculturas magníficas que constituían su colección particular de arte.

-"Pero ahora te voy a enseñar mi cuadro favorito". -Dijo. Abrió la puerta de su dormitorio, abrió las ventanas y yo pude ver la pintura, elegantemente enmarcada, que estaba colgada frente a su cama.
En nombre del pintor era totalmente desconocido para mí, y no lo he recordado, pero su retrato, que era el tema de la obra, era extraordinario desde cualquiera de las características que dan valor a una pintura. Sobre todo, aquél rostro era muy, muy atractivo, muy expresivo, de una expresividad extraña, y muy radiante. Irradiaba la energía del artista con una fuerza que no he visto en otros cuadros.

He dibujado y pintado toda la vida y he degustado con mi vista miles de cuadros, leo el trazo y el contraste de tonos, luces y sombras a primera vista, tal como un músico lee una partitura, pero no con la razón, sino con el sentir. Así que está muy desarrollada en mí una antena que va del ojo al plexo solar,  y que me permite captar muy bien el tipo de energía emitida por una imagen pintada.

-"Es un  retrato increíble -le dije a mi amigo-, pero yo no pondría un cuadro como éste enfrente del lugar donde me adormezco y sueño".-

el hombre pareció haber recibido un latigazo. Me preguntó por qué.
¿No te das cuenta de lo que hay en su mirada? Este hombre estaba casi a punto de suicidarse cuando lo pintó."-

El galerista no dijo nada, pero su propia mirada me hizo saber que aquello tampoco se le había escapado a él, o que seguramente conocía la historia personal del artista.  Hay muchos retratos de Van Gogh en el que se ve esa misma ansiedad desesperada y autodestructiva, pero yo recuerdo uno terrible, Muy lúcido y muy vidente de su baja autoestima en un espejo invisible que tiene enfrente. sólo que en el cuadro de mi anfitrión, de una manera más fina, menos evidente, aquella energía de autodestrucción del artista se comunicaba al espectador y lo influía de una manera más punzante. Era un cuadro demoníaco.

El galerista abrevió la visita, me llevó a la ciudad y no quiso volverme a ver. Años después regresé a aquella isla y me enteré de que ya se había retirado. preguntando, llegué a saber donde vivía. no quise ir a verle directamente, le escribí una nota y se la dejé en su buzón. Le recordaba aquel episodio y cómo yo lo había sentido y comunicado, le dije que estaría sólo diez días más en la isla, y que si quería hablar algo sobre el asunto, que me llamase. No lo hizo, y yo partí.
A los jóvenes les recomiendo que lean una historia que algo tiene que ver con eso "El Retrato de Dorian Gray", de Oscar Wilde. En Brasil yo conocí "casas mal asombradas", cuyos habitantes tenían extrañas dolencias y sueños terribles. Un médiun visitó una de ellas y recomendó retirar la decoración de las paredes, que estaba emitiendo energías muy negativas. así lo hicieron, y el ambiente se limpió. La decoración retirada era toda una colección de antiguos instrumentos de trabajo. Los usados por los esclavos de la familia un siglo antes.


LO QUE ACABO DE CONTAR ME LLEVA A UNA REFLEXIÓN: Somos, en esencia, Energía de la Vida, e individualmente, seres energéticos, y continuamente estamos recibiendo, asimilando, transformando y emitiendo distintas frecuencias energéticas para los demás y para el mundo, desde las más elevadas y sutiles hasta las más bajas y dañinas. Lo hacemos, en primer lugar, a través de nuesros pensamientos, y, en segundo, de nuestras palabras, acciones y obras.

 Lo que emitimos mayoritariamente conforma el guión o paradigma de la época del mundo en la que vivimos, que puede ser de enormes adelantos de la consciencia colectiva o de regresiones a los períodos oscuros de nuestra historia, y todo parece indicar que, en 2018, nuestra regresión ética es paralela al salto cuántico de nuestro avance tecnológico.

Toos tenemos, entonces , enorme responsabilidad por el tipo de mentalidad que generamos, el cual, a su vez, genera palabras, acciones u obras que dignifican y elevan al mundo o que lo contaminan y envilecen. Si algún banquero ha llegado a las conclusiones que muestra ESTE VIDEO AQUÍ, que es un discurso imperdible, lo mismo tenemos que concluir los artistas y dejar de vendernos al diablo produciendo un tipo de obra que, aunque sea una buena expresión de la carencia de dignidad de la mayoría de la sociedad actual, no contribuye a sacarla del agujero, sino a em-pozo-ñarla o sumergirla en el pozo negro todavía más.

Por eso es que yo considero toda mi obra, tanto artística como literaria, un procesual evolutivo que no se considerará terminado hasta que termine mi aprendizaje de esta encarnación. Entre tanto, todas mis obras, como mi propia mentalidad, están abiertas a corregirse y a mejorarse, a fin de lograr que lo que dejo detrás de mí en el mundo sean emisores de la más alta frecuencia vibratoria que  yo mismo haya conseguido alcanzar. Y sé muy bien que todavía es enana, comparándola a la que aspiro a conseguir, en la medida en que me voy liberando de los mecanismos psicológicos personales y colectivos que nos aprisionan a todos, y que nos hacen empantanarnos en  el  miserable grado de frecuencia evolutiva global que beneficia a quienes dominan el actual sistema.

La representación de nuestra realidad por el arte no tiene que ser fotográfica. Desde que existe la fotografía, es mucho mejor que el artista exprese el tipo de realidad en el que le gustaría vivir y, en épocas de grisura de sentimientos, es bueno que haya pintores que aumenten la saturación del color o la fantasía de la forma, como una manera de emitir una carga mayor de cálidos sentimientos para un mundo sumergido en lo anodino: 
Cuando se murió Gauguin en Tahití, un marchand parisino subió a un barco y se fué hasta el extremo opuesto del globo, la Polinesia Francesa, en busca de cuadros suyos descatalogados. Encontró un paisaje cálido y radiante en el desván del panadero. Maestría audaz en el uso de tonos complementarios y contrastantes. -"Sí, a veces no me podía pagar lo que me debía y yo, en trueque, le aceptaba cuadros, pero por pura caridad, no crea usted, porque aquellos cuadros eran malos, y mi pan era bueno. Fíjese usted: ¡Palmeras azules! ¿Dónde se han visto palmeras azules?"- 
Sólo con aquel cuadro, cuando lo revendió en París, el marchand pagó todos los gastos de su viaje y de su búsqueda y sobró dinero y aún había conseguido rescatar cuatro o cinco cuadros de Gaugin más. -"¡Palmeras azules! ¡Qué ridiculez!"-

Sigo contando: Cuando conseguí romper el cascarón y salir a volar por mi propia cuenta, mis temas  tenían que ver con lo que iba descubriendo en mis viajes o  se inspiraban  en los monumentos culturales que más me impactaban, arte, literatura, al tiempo que todo se iba simplificando, al tiempo que aumentaba en expresividad y en audacia colorística. 
 ejemplo, abajo, Dante en los Infiernos, guiado por el poeta Virgilio.


Ahora que veo a Dante recorriendo el Infierno, me viene a la memoria el infierno mezquino del franquismo quenos tocó vivir y recuerdo vagamente una dramática noche de protesta de muchas de aquellas personas que frecuentaban el Elixio, reunidas ya no sé en que lugar de Vigo, por allí cerca, contra los últimos fusilamientos que ordenó el dictador Franco y la figura firme y determinada del profesor Ferrín animando a los manifestantes a permanecer. No hay como la compañía de un poeta valiente y de ideas claras, para mantener el tipo y el rumbo, cuando tu nave emboca la tenebrosa laguna de los Infiernos....................................................................................DINAMARCA¿ Es Dinamarca un país libre, Bodil?- Le preguntaba yo en Inglés a aquella sabia amiga danesa que había escogido como  una nueva madre para mí, mi madre nórdica.-Depende del dinero que tengas en tu cartera- respondió ella, sonriendo.Bodil había sido profesora, su marido, Eigil, capitán de la marina mercante. Como muchos viejos marinos, sus ojos parecían siempre estar escudriñando invisibles horizontes detrás de tí cuando le hablabas.  Él casi nunca hablaba, sólo te respondía.En su juventud, Hitler invadió Dinamarca. Eigil se unió a la resistencua de los patriotas que aún quedaban, hasta que la propia policía danesa consiguió detenerlos y entregarlos a los nazis.Lo enviaron a un campo de concentración en Alemania. De codos los compañeros que fueron confinados con él, sólo él sobrevivió. Lo consiguió refugiando su mente en una dimensión más elevada, donde él conseguía vivirv en paz mientras su cuerpo era baqueteado aquí y allá por sus verdugos. Desarrolló un poder mental tan especial que sus manos conseguían acalmar y curar a los más traumatizados de los prisioneros que compartían su barracón. Todavía entonces, muchos años más tarde, llegaban a su casa, en Jutlandia, personas que le rogaban ser tratadas, a pesar de que él no hacía la menor propaganda de su don. Bodil y Eigil, que honor haberos conocido, siempre os llevo en mí.

EExpuse cuadros en muchos países. En Kopenhague, Dinamarca, en la Galería Jedig, hice mi primer Concierto Sincrónico, en 1983, improvisando pinturas al son múltiple de músicos daneses amigos que tocaban a mi lado. Tuve un cierto éxito, gané dinero y me ofrecieron promocionarme en una galería de San Diego de California. En lugar de aquello, decidí invertir en cumplir un viejo sueño: conocer la Floresta Amazónica. 

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